jueves, 26 de diciembre de 2013

Esto no es peronismo

Esto no es peronismo, decía Evita de la Huelga Ferroviaria.
Esto no es peronismo, decía Perón del levantamiento del General Valle.
Esto no es peronismo, decía Vandor del General.
Esto no es peronismo, decían los Montoneros de López Rega.
Esto no es peronismo, decía López Rega de los montoneros.
Esto no es peronismo, decían los sindicalistas de Isabel.
Esto no es peronismo, decía Imbelloni de Lúder.
Esto no es peronismo, decía Cafiero de Herminio Iglesias.
Esto no es peronismo, decía Herminio Iglesias de Grosso y Manzano.
Esto no es peronismo, decía el grupo de los ocho de Menem.
Esto no es peronismo, decía Menem de Chacho Álvarez.
Esto no es peronismo, decía Néstor de Duhalde.
Esto no es peronismo, decía Duhalde de Cristina Kirchner.

Si nada de eso es el peronismo ¿alguien me puede explicar que es el peronismo?

martes, 17 de diciembre de 2013

La vara

A raíz de algunos comentarios expresados en redes sociales sobre la realidad nacional y mi visión personalísima sobre la misma, más de un contacto se sintió afectado y ofendido, incluso alguno parafraseó con el refrán de la condición del ladrón y otro los tomo como imbecilidades. Mis comentarios giraban en torno a cuestiones políticas de la actualidad.
Me costó mucho entender el porque de dichas reacciones, toda vez que ninguna de mis afirmaciones los afectaba personalmente, sino que eran opiniones sobre el gobierno o sobre el estado actual de la democracia. Como no me analizo, intenté tratar de entender que me hacía pensar de la forma que lo hacía y porque lo planteaba de dicha manera. Por ejemplo, estoy convencido que en treinta años de democracia involucionamos notablemente en términos educativos. Creo que la combinación de el flacsismo y el freirismos (mal entendido, creo que nadie leyó a Freire) es explosivo y nos lleva a convertir a las escuelas en algo muy distinto a lo que eran hace treinta años. El índice Pisa me da la razón. Ahora bien, ¿por qué la mayoría de los que estudiaron conmigo hoy se sienten ofendidos si uno hace una afirmación de esas características? Es un misterio absoluto que no logro desentrañar. Debo estar equivocado yo entonces y aceptar que la institución que nosotros llamábamos escuela ahora es otra cosa y cumple una función distinta.
Pero ayer asistí a una charla donde un ex rector de la Universidad de Buenos Aires sostuvo una frase que viene a reafirmar lo que pienso: La universidad tal como la entendemos hoy en día en nuestro país es un instituto terciario, perdió su condición de universidad. Y en definitiva va en correlato con lo que pasó en otros niveles de la educación. El concepto "escribo como puedo" que se les inculca a los chicos en primer y segundo grado termina haciendo estragos en el resto del esquema educativo.
Pero en esta charla escuche otra afirmación que terminó de reafirmar en palabras lo que a mi me costaba expresar. Hace treinta años podíamos decir con toda convicción: "el peor gobierno democrático siempre va a ser mejor que el mejor (si algo así existiera) gobierno autoritario. Y esta afirmación era cierta en la década del ochenta. Pero treinta años después no nos sirve seguir midiéndonos con esa vara". Es decir, si hay un gobierno malo el solo hecho de haber contado con la bendición de los votos no lo convierte en un gobierno impoluto. A esta altura debemos subir la vara. Una vara que en lugar de subir, bajamos.
Me pregunto en función de esto, ¿hubiésemos tolerado hace treinta años alguna de las denuncias por corrupción que surgieron solo en el último año? por ejemplo, Cafiero pasó toda su vida política aclarando cuestiones sobre un piano que desapareció de la gobernación de Mendoza cuando le tocó ser interventor de dicha provincia (incluso ocupa un capítulo de sus memorias para aclarar al respecto), Isabel Perón fue procesada por comprar con fondos de una fundación ¡150 grs. de jamón!, mas cercano en el tiempo Anibal Reynaldo terminó en el ostracismos por darse un crédito del Banco Hipotecario de unos pocos pesos (crédito para el que estaba formalmente autorizado y cubierto según sus ingresos y además ¡pagó! en su totalidad), y así millones de ejemplos. Hoy tomamos con naturalidad que un vicepresidente sea potencialmente socio en la compra de una imprenta de billetes o un ex presidente y su conyugue (actual presidente) sean sospechados (al menos sospechados) de corrupción.
Y es porque no solo no subimos la vara para medir la institucionalidad sino que la bajamos. Y la bajamos mucho. Y ahí es donde vuelvo sobre el principio. En 1983, ¿soñábamos con esto o soñábamos con otro país? En mi post anterior sostuve que soy un bicho raro en el radicalismo. No soy alfonsinista de la primera hora, sino que soy un post alfonsinista gustoso de reivindicar su gobierno pero no así muchas de sus acciones posteriores. Creo que en el 83 la gente votó a Alfonsín harta del peronismo, pero también lo votó porque ofrecía la oportunidad de un país moderno. Un país distinto, no un país empobrecido. Un ex senador radical pone un ejemplo: Una de las primeras medidas que toma Alfonsín es permitir la captación de señales parabólicas por parte de particulares, una de las primeras medidas de Kirchner es prohibirlas, no sea cosa que sepamos que pasa en el mundo.
En las dos primeras décadas de democracia una vez que se consagraban los candidatos que competirían por la presidencia, salían de viaje para mostrarse al mundo. Un mundo que ya conocían. Para hacer contactos y también (por que no decirlo), para joderle la vida al cristiano que quedaba gobernando acá y sería prontamente reemplazado. Pero en 2003 elegimos a un tipo que nunca había salido de las fronteras del país, y ahí la cagamos. Además, millonario a la vieja usanza, un Tío Rico que acumulaba casas como el Tío del Pato Donald acumulaba dólares, tacañamente. Y ese estilo se trasladó al país y la gestión. Y automáticamente bajó la vara.
No digo que seamos Corea del Norte (aun). Pero en muchas cosas nos estamos pareciendo. Por ejemplo, cuando murió Alfonsín muchos honestamente se sintieron tristes, pero no obligaron a todos a llorarlo, a mas de uno esa muerte le pasó desapercibida, y está bien que así sea. Cada uno lo procesó de la mejor forma. Cuando murió Kirchner no podías no estar triste, no podía pasarte esa muerte desapercibida. En cuestiones económicas los cráneos de la Gran Makro nos quieren convencer que zafamos del safarrancho mundial por estar aislados del mundo, por “vivir con lo nuestro”, salvando las distancias (acá no se fusiló a nadie) la última purga en Corea tiene que ver con los intentos de una facción del PC de abrirse al comercio con China.
Por último, hace tres años cuando Corea fracasó en el mundial de Fútbol, los jugadores fueron obligados a permanecer en un corralito mientras el pueblo pasaba por delante de ellos para insultarlos, no me parecería raro que algo así nos depare nuestro futuro cercano si nos volvemos de nuevo en octavos en Brasil 2014. No estamos muy lejos de eso.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Treinta años



No soy alfonsinista, nunca lo fui. Suena raro en alguien que viene militando en el partido radical desde el año 1987, una semana antes de la derrota de las elecciones para gobernador de ese año y, que desde hace unos diez viene bregando por la necesidad de una biografía completa de Alfonsín. Justamente la biografía que orgullosamente me tocó editar este año y que se encuentra en todas las librerías.

Me considero, eso si, un reformista liberal. Reformista en los terminos fijados por la Reforma Universitaria de 1918. Y liberal en torno al liberalismo político clásico. Creo fundamentalmente en el esfuerzo individual de las personas y en los logros personales. Hace rato perdí la fe en los logros colectivos, esos que suelen reivindicar los gobiernos populistas.

Aclarado esto, los primeros cuatro años del gobierno de Alfonsín fueron probablemente los que fijaron la senda para el inicio de un sistema democrático ininterrrumpido en un subcontinente que nunca creyó o le importó la democracia liberal y republicana. En eso fue un tozudo adelantado. Y solo por eso ya entra en el panteón de los estadistas. Alguien que creyó en algo distinto y no paró hasta lograrlo. No necesitó bajar cuadros. El simbolismo pasó por convencer a la sociedad (reitero, una sociedad que no creyó nunca en la democracia como un valor o como un medio para logar fines) de que era posible. Simplemente recitando unas pocas palabras del preámbulo de un libro nunca respetado, la Constitución Nacional.

Coinciden, en mi caso, esos cuatro primeros años, con el desarrollo de mi educación secundaria, es decir, en un momento en que los adolescentes necesitábamos libertad, nos la dio. Y tal vez por eso los recordemos con tanto cariño.

Dije no soy alfonsinista. Bueno, en este sentido si creo que lo soy. A la vez creo que los radicales, un partido que se supone institucional, no logró todavía resolver el problema de la sucesión. Seguimos discutiendo en torno a Alfonsín. Pero el problema es que no discutimos el Alfonsín moderno de esos primeros cuatro o seis años. Discutimos al último, probablemente al más populista de todos, el que tenía ideas un tanto peronistas.

Creo entonces que hay dos alfonsines, bien definidos. Uno, socialdemocrata, moderno, que plantea la necesidad de imponer un consenso republicano. Recrea en un partido anquilosado formas modernas de participación. Plantea debates pendientes, como el futuro de la democracia. Impulsa el Plan Huston, que permite por única vez en la historia el autoabastecimiento energético. Tiene claro que puede juzgar a algunos militares (“algo van a tener que entregar” sostiene en su biografía recientemente editada). Que hay que resolver el problema económico endémico de la inflación argentina. Que había que renegociar la deuda externa para poder crecer. Que plantea el traslado de la capital lejos de Buenos Aires (es decir, lejos de la provincia imposible, la suya propia), para refundar una república (y, por que no pensar que con el secreto objetivo de reflotar el plan de Rivadavia de dividir esa provincia en tres, una de las cuales tendría como capital su Chascomus, siempre irredenta, primero contra Rosas y único bastión donde nunca gobernó el peronismo). De ese Alfonsín soy alfonsinista.El mismo Alfonsín, años después, cuando le preguntaron cual fue el peor error de su gobierno respondió: "no haberme ido con una carpa e instalarme en Viedma".

Del que vino después, no tanto. El que privilegió la interna partidaria por sobre la construcción de un sistema de sucesión y liderazgo en la UCR, no. Podría haberse dedicado a viajar y dar conferencias en el mundo, como los presidentes norteamericanos. No quiso. Ese fue su error. En el 2000, cuando el blindaje, trabajando para una empresa multinacional, uno de mis jefes (mexicano él) me dijo: “Uds. necesitan que ese hombre se dedique a viajar y dar conferencias” (es decir, se convierta en lobista). No lo hizo. Viajaba, claro, pero para hacer política con unas ideas que el mundo ya empezaba a ver viejas. De ese Alfonsín, no soy alfonsinista.

En el balance, me quedo con el primero, el que nos dio treinta años de democracia. El que todavía nos emociona cuando escuchamos cada uno de sus discursos de campaña. El que juzgó a los militares. El que incorporó jóvenes cuadros y técnicos al gobierno (tipos formados en la lucha contra dos dictaduras y, no casualmente, los únicos que se opusieron al golpe a Isabel). El que enfrentó tres levantamientos militares, 7 paros nacionales (a la dictadura le hicieron 6 y solo el último año) y un copamiento de izquierda a un regimiento (¿por que será que siempre los que caen primero en esos casos son los colimbas?). El que pretendió modernizar al menos algunas variables de la anquilosada administración pública local. El que nos prometió un sueño y cumplió: 100 años de democracia, ya vamos por 30.

lunes, 28 de octubre de 2013

Apostillas electorales

1- El radicalismo hizo una buena elección para diputados nacionales, pero pésima para senadores. Perdió tres bancas que seguramente se van a sentir.
2- De lo primero se desprende que hizo un buen papel en muchas provincias. Al menos seis: Mendoza, Jujuy, La Rioja, Corrientes, Santa Cruz y Catamarca. En cinco, dentro de dos años se eligen gobernadores. Si mantiene su paso, y los que candidatos que hoy ganaron hacen el intento dentro de dos años, puede imponerse en la categoría. Además, algunas eligen senadores, con lo cual podría recuperar los que ahora perdió. Pero estamos hablando de los radicales.
3- En alianza le fue muy bien en otros distritos, Santa Fe y CABA. Se podría reiterar la ecuación anterior, salvando, claro, que en Santa Fe cogobierna con los socilistas. También es buena la elección en Córdoba. ¿Se acerca la posibilidad de recuperar la provincia?
4- Estos datos sobre el radicalismo son positivos. Pero, además de jugarle en conrta otros liderazgos que ocuparán el espectro opositor, como Massa o Macri, hay que tener en cuenta la propia impericia de los herederos de Alfonsín (¿hace falta aclarar padre?). Partimos de la base de que Binner, Carrió, Covos y Sanz disputarán una candidatura única en las PASO (aunque nunca se sabe).
5- La CABA es un dato aparte, electorado de paladar negro (no volatil), viene consolidando un núcleo duro de voto peronista en torno a los 20% desde 1983 (datos genéricos sin contrastar, antes que me puteen). Sin embargo, si miramos por comuna el mapa de los resultados de estas elecciones, vemos que si bien el PRO se impuso en casi todas, empezó a abrirse una brecha en los barrios típicamente clasemedieros que históricamente le daban el voto a la UCR. Podríamos estar en un anticipo de una elección donde se enfrenten un candidato del espacio PRO (Michetti, seguramente) con uno del espacio UNEN (Que tal la fórmula Loustou-Donda?).
6- Paradojas de la política argentina: El partido con un bajo nivel de institucionalidad, el peronismo, ya tiene un nuevo liderazgo. El partido centenario, super institucionalizado, el nuestro, sigue llorando a un líder que lo llevó a la presidencia hace TREINTA años. Sacristán, en Solos en la Madrugada, nos diría: ...ya no tenemos papá...
8- Fue pésima la elección de Stolbizer-Alfonsín en provincia de Buenos Aires. Hay que hacer algo ahí. Tal vez usar la estrategia peronista y trasplantar algún dirigente de peso de otro distrito.
- En algún post de face, leí la cantidad de profesores de #FSOC que son funcionarios nacionales, diputados nacionales o provinciales. Estamos ante una nueva ENA (Francia). Un amigo me respondo, ni en pedo, ellos tuvieron a De Gaulle y nosotros a Perón... 
10- Cuando empezaban a tirar resultados (o fruta, según quien sea), parecía que el PO metía un bloque de siete diputados nacionales. Un despropósito para un partido trotskista. Por suerte no se dió, aunque entraron finalmente tres. Queiro creer que las barbaridades que hicieron en la UBA la semana previa a las elecciones influyeron en la perdida de algunos votos que impidieron la llegada de Altamira a la Cámara. El PO puede parecernos copado, pero no lo es. Es un partido antisistema que se presenta a elecciones para luego dinamitar todo desde adentro (vean sinó lo que pasa en los centros que conducen en la UBA o en los claustros de los que participan).
11- La elección en Salta es esquizofrenia pura. El segundo lugar para diputados del PO y para Senadores a Romero, dejando tercero a Olmedo. Pareciera, como señaló otro amigo, que se hubiese votado en dos provincias distintas.
12- Por último, querdidos conciudadanso de Santiago del Estero, Formosa, Tucumñan y Chaco, realmente ¿están convencidos de seguir votando como lo hacen? 

martes, 1 de octubre de 2013

El 45 (primera parte): Años interesantes.

Arrancamos con una serie de post que se van a llamar el 45.



Un día antes de que naciera, se creó el FMI, la tapa del día 1 de octubre de Clarín así lo refleja.
Cuando cumplí un año, ya se había producido el Cordobazo.
En 1970, a los dos años, los montos se cargan a Aramburu.
A los tres años, en el 71, Lanusse agarra la manija, y empieza un minue con Perón.
En 1972, pareciera que nos cebamos con las tragedias, las Olimpiadas de Munich y Trelew son caras de la misma mesiánica violencia (Ya se, me van a putear por esta interpretación mundiald e la teoría de los dos demonios).
El 73… que decir, Ezeiza, Cámpora, Lastiri, Perón, que se yo… empezó formalmente la década de mierda.
De 1974 me acuerdo patente el duelo en la escuela por la muerte de Perón. Tal vez el primer recuerdo claro que tengo de un hecho histórico.
En 1975 River volvió a salir campeón. Lo demás no importa nada.
1976, el Golpe de Estado. Chau Isabel, hola Videla, que se yo, no se si cambió mucho, de la AAA a la represión institucional.
1977, pareciera que no pasa nada, así que vamos con que Pelé se retiró del fútbol el mismo día de mi cumpleaños.
En 1978 ganamos el mundial. Vale, para algunos con trampa, pero como dice Luque, los goles en la cancha los hacían los jugadores, no Videla.
Corría 1979 y un tal Ramón Díaz nos hace ganar el mundial juvenil (bue, también jugaba Maradona…). Podemos decir que arranca, a los garrotazos, la apertura política. Ah, si, casi a la guerra por un par de piedras en el mar (Perón dixit, no yo).
1980 Chau Carter, hola Reagan. Muere Lennon y ahí descubro (tarde…) que existieron los Beatles (bueno che, en casa se escuchaba tango).
1981, Chau Videla, hola Viola, Chau Viola, Hola Liendo, chau Liendo, hola Borracho (vieron eso de que muchos presidentes en un año no es solo cosa de los radicales y peronistas?). Ah, también arrancamos con el Tejerazo en la madre patria.
1982: Asadaso en La Pampa y, ya que estamso, como no tenemos nada que hacer, a la guerra con los british. Perdimos, obvio.
1983: Empezamos a limpiar las urnas, era hora che, el Raúl lo viene pidiendo desde el 79. Hola al único presi que nos puede demostrar “que eso que nos enseñan en la escuela” era posible.
1984, todos leyendo Orwell. Cerramos capítulo Beagle. Gracias Raúl, otra vez y van…
Le decimos hola al Plan Austral en 1985, y por un tiempo, nos olvidamos de la inflación.
River gana todo, es el 86 y no importa mucho más. Ah, si, Soldán pasa a ser uno de los ídolos máximos en nuestro Olimpo particular. Y también ganamos un mundial, pero mas importante es la Copa Libertadores de ese año.
1987, en abril, se pasea Juan Pablo I, a la semana, el paseo lo hace un tal Rico, que viene a jodernos la vida a todos. Hola Cafiero y la cafieradora. Año raro, esa es la noticia más importante. No perdón, Gorby arranca con la Perestroyka y empieza el fin de la URSS, el fin del mundo tal como lo conocíamos. Ahora que lo pienso, un año intenso.
1988, más raro aún, hola Turco, chau Tony. Se crea #FSOC (cuac…). Pinocho empieza a despedirse de Chile.
1989, una cagada, pero el Turco gana legítimamente las elecciones. Un par de hiper en el año no las resiste cualquiera, solo nosotros. Ya que estamos, un grupo de energúmenos asalta La Tablada. Pero también, otros derrban de mientras el Muro, ahora si, el mundo ya cambia para siempre.
En 1990 empieza a terminarse el Apartheid en Sudafrica. En serio, como va cambiando el mundo.
Se viene el 91 y le empezamos a decir, definitivamente, chau a la URSS. Y de mientras nos cargamos a Gorby, que se convierte en modelo publicitario.
1992, empezamos a tapar chanchullos, ya que estamos también tapamos la explosión de la Embajada de Israel.
1993 (che, que largo se hace esto)…, pero asume Clinton, y lo demás no importa.
1994 empieza a acabarse la mentira Maradona (ya se, sigo ganando amigos…). Como ya vieron que con la embajada no pasó nada y no agarraron a nadie, también se vuelan la AMIA. Entre tanto, nos entretenemos reformando la Constitución.
El turco reelige, tenemos cuatro años mas por delante en 1995.
Ayúdenme, parece que 1996 fue un año aburrido y no encuentro nada.
Hola Alianza. Es el 97 y me como votar por primera vez un peronista. Vamos diciéndole chau al Turco. Chau Soda!
1998, otra vez me aburro. Como si me fuera adelantando a la llegada de Chupete.
1999, chau turco. Chau Milenio.
2000 Hola nuevo milenio.
2001, este si no fue aburrido. Masive Atack! (se escribe asi?). Y nosotros, para no desentonar, nos cargamos un par de presidentes en una semana.
2002 la crisis me lleva a pasear por el sur. A la vuelta, el Cabezón nos devaluó la vida. Hola de nuevo inflación. Hola Pau, gracias por existir.
Ay, tenía que llegar el tuerto. Lo dije, lo dije. Se lo dije a un diputado (con mil batallas encima): no es un bluf, es el caballo del comisario que lo va a estaquear al comisario. Y de mientras a todos (y todas). Igual no importa: Nace ese año una de las más importantes futuras artistas del mundo mundial, Carla. Es el 2003.
Cromañon nos demuestra una vez mas la desidia argenta en 2004.
2005, ja, campeones morales, casi ponemos un Papa. Hola Ratzinger.
2006, y si, llevamos a Messi a un mundial y lo dejamos sentado en el banco…, si somos vivos nosotros.
2007: Hola Cris! Chabela una estadista al lado tuyo. Ya vas a ver. Hola y Chau Soda.
En 2008 nos empezamos a despedir del campo. Si, van a ver en un par de años. Y descubrimos para que sirve un vicepresidente. Vieron que no es solo tocar la campanita…
2009, chau Raúl, gracias por todo. No se si soy alfonsinista, pero no seríamos hoy lo que somos si vos no hubieses pateado en su momento el tablero. Hola Obama.
2010, 200 pirulos. Que feo festejamos, que país tonto y dividido hicimos. Ay, la biología a veces juega una mala pasada.
En 2011, reelegimos a Cris. En 2011 asoma el embrión de Feli.
2012: nace Feli y no importa nada más.
2013, y si, no podíamos ser menos, pusimos un Papa y una Reina. LTA Brasil.
2014 (me adelanto): Lo vimos, el Maracanazo II, que mas podemos pedir?

Si que son 45 años interesantes.

domingo, 29 de septiembre de 2013

La Escuelita



Hace un par de meses escribí un post donde, fundamentalmente, contaba de mi paso por el Colegio EE.UU. de América de San Martín. Básicamente me refería a la escuela secundaria, con algún que otro recuerdo de la primaria y de algunas personas que conocí allí. Pero claramente, era un post sobre los años de secundaria. Contaba poco, o casi nada, de “La Escuelita”, ese edificio de la vuelta, lo que en la jerga institucional era, pomposamente, el Departamento de Aplicación.

Un viejo edificio, con aulas de techo alto. Casi todas rodeando un patio interior, de techo de chapa. Un edificio no propio. De hecho, la única vez que mis viejos fueron a una reunión de padres, había sido allá por el 78, porque la sucesión dueña del edificio (¿los Pueyrredon?) iba a reclamar el mismo y “nos íbamos a quedar sin escuela”. Eso implicaba que no tendríamos edificio donde estudiar. El mangaso, esa vez, vino por el lado de la rifa de un coche. Cada familia tenía que vender cuatro números a un precio bastante alto (serían como $1000.- de ahora por número). La mayoría, estoy seguro, terminó autocomprando la rifa. No se en definitiva quien ganó el coche. Pero el edificio sigue ahí. Si bien no funciona ya la primaria (que pasó al edificio nuevo que se terminó de construir cuando estábamos terminando la secundaria), ahora funciona allí el profesorado.

Hace poco ví en Factbook una foto de la fiesta de graduación, un baile en el patio techado, puede que para muchos el primer asalto. Poco después de ver esa foto, volví a entrar al edificio, ya que algunas de las reuniones de la Asociación de ex alumnos se hacen allí por cuestiones prácticas.

Literalmente el edificio se cae. El patio descubierto, otrora canchita de fútbol en los recreos, partido al medio por una dudosa huerta. El baño de varones (una letrina en nuestra época), no existe más, hay un mingitorio al lado de la casa de la portera y donde estaba antes, creo, hay una especie de vivero. El de mujeres debe seguir siendo el mismo.

El escenario, donde en 1984 con los chicos de tercero séptima hicimos una obra de teatro para juntar ropa y mandar a escuelas de La Rioja (bah, una escusa, en realidad era para promocionar Latín, pero no lo vamos a decir porque la profesora de esa materia sigue en la escuela), hace dos o tres meses estaba casi desguazado, hoy directamente no existe y está tapiado.

La cocinita de portería, que otrora nos albergaba ya que Nelly, la encargada de la tarde, era la madre de una de nuestras compañeras (y se encargaba además de juntar la plata para el viaje de egresados), sigue en el mismo lugar, pero literalmente vacía, solo un anafe (en esto me falla la memoria, tal vez hace treinta años estaba igual, pero antes no me parecía vacía y ahora si).

Ya no existe el aula de música, esa en donde Egle me rechazó para formar parte del coro (aún no entiendo esa arbitraria decisión).

¿Porque este post? No se, es domingo a la tarde, el reportaje a Cris me aburre y me da pena el estado de ese edificio, tal vez porque refleje el estado actual de la educación. Sigue siendo, por lo que me comentaron, un edificio alquilado. A raíz de ello, nadie pone un mango.

Como arruinar un libro en 95 minutos



Domingo a la mañana, capricho de preadolescente, ver la película de su libro favorito en la semana del estreno, so pena del trauma que podría generarle que sus compañeras la vean primero. Explicación de padre moderno: “trauma te genera que durante dos meses tu mamá te prometa llevarte a ver La Guerra de las galaxias y no lo haga, llegando a la zaga más grande de la historia del cine con seis años de diferencia, no perderte una película producida por Tristán Bauer”…, el argumento no convence. Así que allá vamos, en el horario que van los padres divorciados, mientras en casa Paula prepara la comida.
(Aclaremos que leí casi todos los libros de “Caídos del mapa”, así como, salvando las distancias, leí los de Harry Potter (e incluso uso uno de ellos como ejemplo cuando explico Parlamentarismo de Westminster en el CBC). La razón oculta, que un día me inspire yo, cree una zaga exitosa y me haga millonario. Pero ese día no llega…).
Siempre que me preguntan, sobre todo en las clases de comunicación, si me gusta el cine argentino, respondo con un categórico y antipático “NO” (reconozco que lo de antipático no me cuesta mucho). Ante el más incisivo interrogante “¿por qué?”, mis respuesta pueden variar: la falta de guiones originales, la pésima iluminación, los actores de cabotaje, el maquillaje berreta (que llega al paroxismo justamente en “El secreto de sus ojos”), el asonido (léase falta de sonido), el tonto argumento “hay que ver cine argentino porque es nuestro”, la idea de que malos actores se hacen buenos actores porque hacen un personaje “distinto” en el cine (Francella, por ejemplo). El argumento varía según el interlocutor. Pero, sencillamente, no veo cine argentino porque me aburre, me parece reiterativo, autorreferente y autoindulgente. Una muestra más de la decadencia social en la que nos vemos inmersos y que se acentuó en al última década.
Con esta aclaración, vamos a los hechos. Fuimos al cine. Desde el vamos se nota lo perverso de los capos de Cinemark. O del programador. Antes de la película argenta, te meten cuatro avances (o colas) de súper producciones de hollywoodenses en las que se nota que se invirtió solo en el armado de la promoción más que en toda la película argentina que estás por ver.
El contraste entre el sonido de esos avances con el del sonido de la película que empieza es notable. Arriba dije asonido (no se si existe la palabra y no tengo ganas de ir a la RAE). La película no tiene sonido. Ni siquiera sonido ambiente: transcurre en un colegio, es decir, con meter un montón de pibes hablando a la vez y gritando ya tenés el 50% de la banda sonora de la película. Pero no, eso al sonidista no se le ocurrió. La fotografía no existe. El montaje tiene problemas de continuidad serios.
Básicamente, más allá de estas cuestiones técnicas, el problema de la película es que falla justamente en aquello en lo que el libro funciona. La relación entre los chicos. Cero química entre ellos. Inexpresivos al máximo, no generan un solo gesto de complicidad con una platea a la que no sentí reír en ningún momento. En un momento llegué a la conclusión que un viejo capítulo de Señorita Maestra tenía más credibilidad.
La amistad, el hilo conductor de los diez libros, no está en ninguna parte. Las (sobre) actuaciones de los adultos no ayudan. No generan empatía ni gracia, aunque lo pretendan en su estereotipación.
Apenas empezada la película, mandé un mensaje a mi mujer (nunca en toda mi vida había mandando un mensaje desde mi celular durante la película), pero me urgía hacerlo “por qué hacemos tan mal lo que los yanquis hacen tan bien”. Mientras escribo esto, veo en twitter un hashtag que dice #HollywoodMiente. Puede ser, pero saben que, cuando #HollywoodMiente le creo. En cambio, cuando el ¿cine? argentino miente me aburro.

lunes, 26 de agosto de 2013

Olvidos perdonables.

De todos los reproches que se le suelen hacer a Alfonsín, hay uno que jamás entendí o compartí. Es el de que no recibió a Cortazar cuando el escritor estuvo por última vez en Buenos Aires. Llegó dos días después de la asunción del nuevo gobierno y volvió a París al mes siguiente, el 12 de enero. Me imagino la vorágine de un inicio de gobierno, con cero contactos para efectuar la transición de las dependencias y oficinas. Calculo que dadas las circunstancias apenás le habrán dicho al presidente entrante: "Esa es su oficina". Caos. Los fncionarios haciendo las últimas correcciones del decreto que juzgaba a las juntas y a los jefes terroristas y algún descolgado del área de cultura que dice: "che, parece que está Cortazar en Buenos Aires", "quien" "Cortazar, el de Rayuela", "Ah, pero la reunión con Borges y los escritores fue la semana pasada". Listo, pasemos a otro tema. Algo así contó alguan vez la secretaria de Alfonsín, que le pasaron el dato y ella se olvidó de transmitir el deseo de una reunión. Se hizo cargo de la gafe. Lo cierto es que en el único reportaje que Cortazar dió por esos días anuncia que volvía en marzo del año siguiente. Pero se muere en febrero (eso no lo anuncia, sinó sería uno de sus propios cuentos). Es decir, si hubiese retornado en marzo y el presidente lo recibía, acá no pasaba nada y el progresismo intelectual que abrevó de la no visita durante treinta años se quedaría sin uno de sus argumentos culposos para defenestrar a Alfonsín.

Vale aclarar, Cortazar formó parte de mis lecturas. No lo hago actualmente y básicamente nunca le entré a Rayuela, pero si a muchos de sus cuentos. No se si ahora lo leería, pero en su momento estuvo bueno. Feliz cumple, entonces.

Aquí además link a un blog que replica el último reportaje: http://eljineteinsomne2.blogspot.com.ar/2009/04/diciembre-de-1983-la-ultima-visita-de.html

miércoles, 14 de agosto de 2013

Flores-Chacarita-recoleta

Alfonsín, Raúl, fue un tipo moderno. En 1983. Un adelantado a su tiempo. Alguien que en una sociedad harta recreo un discurso pacificador. Un tipo que supo leer su electorado o, al menos a donde quería ir esa sociedad. No ganó por los votos peronistas del conurbano, como se cree, sinó por el de las mujeres y el de los jubilados (hasta hace un par de elecciones se podía diferenciar el voto femenino del masculino, ahora ridículamente no). No ganó por el cajón de Herminio, un tipo que la historia y el mismo radicalismo poco a poco va a ir reivindicando (Uno de los pocos peronistas que junto a Alfonsín firmaba las solicitadas por los DDHH durante la dictadura).
El radicalismo de la provincia de Buenos Aires todavia está colgado en ese discurso. No estaría mal si estuviésemos en 1985 o 1987. Pero estamos en 2013. Pasaron 30 años. Esas mujeres de entonces ya no votan, y esos viejos jubilados, lo siento, pero están muertos. El electorado del interior aún se mantiene fiel, gracias al esfuerzo de algunos intendentes que entienden un poco más las ideas de su electorado. Primer punto polémico, el electorado radical de la provincia existe, sólo que vota a otro que circunstancialmente se le parece, sea De Narváez o Massa, o incluso Scioli. Vota a quien no le parece peronista, aunque lo sea. El electorado radical de la PBA no es garantista. Le importan poco las leyes que garantizan el derecho de los "presos". Quieren que los delincuentes (no solo los de guantes blancos) vayan presos. Y va a votar a quien lo prometa (no importa si después lo cumple). Recuerdo un pase de factura de una convención radical de la PBA en 1985 (cuando aún no se había lanzado el plan austral), muchos convencionales puteaban por el 2x1 que había reducido las condenas en función de los años que se había pasado tras las rejas durante la dictadura.
Párrafo aparte merece la dirigencia. Ayer leí, no recuerdo a quien, decir que si el PRO de capital se peroniza, el electorado radical retorna a opciones radicales. El problema es que en la PBA el que se peronsiza desde hace decadas es el radicalismo, complice de cogobernar con el PJ desde 1987. A la vez la opción Massa da moderna, blanquita (diría D'Elía), prolija, etc. Y eso lo hace apetecible para el voto gorila.
Hace un par de semanas planteo que hay que gorilizar el discurso. No soy quien para decirlo, ni siquiera voto en la provincia, aunque viví 11 años allí y toda la escuela pública lo hice en ese distrito. Es sencillo los primeros en sufrir el peronismo y sus formas son los habitantes de ese distrito. Si siguen votando ese signo partidario con distinto lema, es porque nadie le ofrece otra cosa. Es impericia pura. Las escuelas se derrumban, los hospitales también y ni que decir como se viaja. No vi en campaña una sola visita de Stolbizer o Alfonsín a meterse en esos lugares. Me pregunto, donde quedó aquella leyenda de que Moreau manejaba una parte de La Cava y la otra la manejaba Posse. Hoy no manejan ni la calesita de la esquina.
Este verano visité Chascomús. Podría ser Ciudad Alfonsín (allí todo es Alfonsín: la concesionaria de autos, el corralón de materiales y la farmacia). Pero claro, la gobierna un radical. Entonces ocultamos las cosas. Solo una estatua frente a la laguna. No hay leyenda, no hay placa que diga "acá tomaba café Alfonsín" en el bar del pueblo (aunque sea mentira). La placa principal de la casa del ex presidente señala que allí se formaron los "Libres del sur", un grupo de antirosistas que fue asesinado por la mazorca antes siquiera que pudieran actuar contra el primer dictador que tuvo este país. Básicamente no hay relato. No existe "El paseo de la Democracia", no vi el comite de distrito, pero seguramente esta derruido. Me imagino tipos como Massa como intendentes de esa ciudad, se haría un festín (lo primero que hizo el tigrense cuando asumió fue homenajear al anterior intendente vecinalista de su disrito, fallecido hacía poco).
Sin relato, sin entender el electorado, sin renovación, no habrá futuro para el radicalismo.
Solo una comparación con la capital, que pasó desapercibida pero que en los próximos meses se hará visible, la lista joven radical le ganó a la de los viejos dirigentes. Basicamente Juan Nosiglia le ganó a Coti y a Jesús (ojo, estos pusieron huevos en las dos canastas).
Recordemos la frase de un viejo caudillo radical de la capital, Sancerni Jiménez, la única línea de renovación real es la que cruza "Flores-Chacarita-Recoleta".

lunes, 12 de agosto de 2013

Enamorados del peronismo

Las elecciones del 11/8 no resolvieron legalmente nada. Reacomodaron el mapa político. Son una radiografía del día de ayer. Parezco kirchenrista, no? La negación de un tsunami de votos en contra. Lo cierto es que una primer lectura líneal de la cuestión me lleva a ver que el peronismo en sus distintos matices, solo en la provincia de Buenos Aires, sumaría 30 diputados nacionales. Queda para aquellos que estudian el trabajo y los ciclos legislativos ratificar como funcionan después los distintos bloques. Vuelvo a preguntarme, una vez más, cuando fue que nos enamoramos del peronismo.

No se va a bajar nadie, para los que claman por un renunciamiento de De Narvaez, que metería cuatro diputados nacionales si repitiera los resultados. En caso de bajarse, me imagino más sus votos duros yendo hacia el Momo Venegas que a Massa.

Lo divertido: El Pato Galmarini puede meter un presidente. Si, un mediocre jugador de futbol (lo vi jugar en el querido Comunicaciones, los sábados por la tarde), puede meter a su yerno de presidente. El menemismo siempre fue muy generoso: El mismo turco, Duhalde, Néstor y ahora definirá su interna entre dos de sus hijos dilectos: Massa y Scioli. Después de 30 años de democracia, los dos primeros presidentes de la transición siguen siendo los que inventaron este juego (no se rían, respecto de Alfonsi, les recomiendo lectura de próxima biografía a publicarse).

Por que voy a votar a Pino: Hay dos razones, ninguna objetivo. La primera, considero que Filmus es el principal responsable del derrumbe de la educación pública en este país. Sus ideas, o las que otros como Decibe, replicaron de él, nos llevan al actual estado de defección de la educación pública. Me encantaría verlo fuera del Senado, y de ser posible, de la políca local. La segunda: ya vote a Chacho, después de eso no puedo ser una carmelita descalza, no puede haber algo peor. Es más, creo que Pino va a completar su mandato.

Nos vamos a enamorar de las PASO, aunque no me gusta el sistema. La centroizqueirda o el liberalismo político (según como nos situemos cada uno) lo demostró. También en algunas provincias donde pasó más desapercibido, como en Neuquén (esa si es una grandisima derrota del gobierno). Dije esto hace un par de horas y lo leí recién en el blog de Jesús Rodríguez, quien convoca a un gran acuerdo en este sentido. A efectos de delirar, imagino un escenario con dos fórmulas compitiendo (no se el orden, no se si importa hoy): Sanz-Michetti vs Binner-Covos o Sanz-Binner Covos-Michetti, para equilibrar senadores y ex goebrnadores. Mostrar gestión, no importa cual sea el resultado. Algo que el peronismo suele enrostrar todo el tiempo (salvo Cris, todos los presidentes peronistas del 89 en adelante fueron antes gobernadores)

Algo así sugirió Andrés Malamud la semana pasada, al dar pocas chances a Massa presidente: Es intendente, no gobernador, y el peronismo encuentra mejores repartidores entre los gobernadores.

Ay Marga, que pena lo tuyo. Se que a muchos de los leen este blog la quieren y siguen. Para mi ya estás en la misma categoría que el Negro Raimundi: la de los que trabajan toda su vida de diputados nacionales. Reivindicate, pateá el tablero y al menos gorilizá un poco el discurso. Igual, si viviera en provincia te votaría. Pero si no muestran que tienen otra ideología, van a sacar menos votos en la próxima.

Un dato, no se que significa, pero muchos k que tenía en mi lista de Face, se borraron, literalmente, se fugaron de mi lista de "amigos".

En la próxima, prometo, volvemos a los libros.

lunes, 5 de agosto de 2013

10 libros de ciencia ficción para jóvenes militantes

Siiiiii, los jóvenes volvieron a hacer política, siiiii!
Estoy cansado de escuchar esta afirmación, al menos desde hace seis años. Lo cierto es que me propuse hacer una encuesta casera, sin rigor científico, y descubrí que, al menos en los cursos que di hasta ahora, tal aseveración es falsa. Solo uno o dos de los chicos que cursan en alguna de las materias que dicto (y este año estoy dictando siete de nivel universitario o terciario), militan políticamente. Lo cual no cuadra con el la afirmación que nos machacan desde los medios oficiales, oficiosos y no oficiales. Nada nuevo bajo el sol.
Lo que si me sorprende es el bajo nivel discursivo de los dos o tres descolgados que "hacen política", y no me refiero ya a recitar el discurso que le baja la agrupación (sea oficial o opositora, lo mismo da). Me refiero al nivel de lectura y procesamiento de las mismas. No pido ya que lean "La contradicción fundamental" o el "Manual de conducción política". Ni siquiera pretendo que se hayan enfrentado al Dieciocho Brumario.
Me refiero al simple y sencillo hecho de haber leido algún que otro libro. Lo máximo con lo que se tropezaron es con "El libro de los abrazos" de un empalagozo Galeano, ni siquiera el también bodriazo pero al menos revolucionario "Las venas abiertas de América Latina". Ya ni que decir de "El Tunel" que en mi epoca (la dictadura, 1981) teníamos de lectura obligatoria en la escuela primaria (si, esa de la que hablé en mi segundo post).
He aquí entonces mi sencillo aporte a la militancia juvenil política. Bah, a los jóvenes que me leen y a algún que otro militante descolgado. Y les aclaro desde ya que no es que les voy a pedir que lean textos pretenciosos, eso lo dejamos para los intelectuales de verdad, esos de "Zanata abierta"...

1- El fin de la Eternidad. Viajes en el tiempo a cargo del muy ruso-americano Isaac Asimov. Lateralmente forma parte de la zaga de "Las fundaciones" (también podrían entrarle a esa, eh). Como cambiar un contacto de auto y evitar una guerra atómica mundial.

2. La naranja mecánica. Si Francisco nos pide que nos portemos mal, estos pibes se portaban mal en serio, uan sociadad post apocalíptica, desintegrada, no future. Nada que el conurbano bonaerense pueda envidiar. Antonhy Burgues autor. Peli dirigida por Stanley Kubrick, que también filmó el que sigue.

3. 2001, Una Odisea Espacial. Arthur C. Clarke parodia a IBM, o cuantas veces relacionamos el nombre de HAL 9000 con el monstruo multinacional (ah, que no es un monstruo?? como lo compraron los chinos??? como los chinos no son comunistas?????). Desde "el primer tosco nudo" hasta la primer muestra de humanidad distapara por un monilito negro "lleno de estrellas".

4. Un mundo feliz, de Alex Huxley. Este no me gustó, en realidad me aburrió, pero no puede faltar en el morral del psicobolche adolescente....(me avisan por cucaracha que los pibes de la Cámpora no saben lo que es un psicobolche..., bueno eso que era Sanatella cuando pendex y que ahora asociamos a un ladriprogresista tardío).

5. Ya leíste todo lo anterior y querés algo que realmente te parta la cabeza. Además, sos ecologista (aunque te bancás Chebron y la minería a cielo abierto porque lo manda la compañera jefa). DUNA, un mundo totalmente distinto. Seis libros que no podés dejar en ningún momento. Los Atreides contra todo. La lucha por la especie (va, el petróleo). La clonación, la religón y otras yerbas. Y además tenés la ventaja que RHM lo está reeditando en estos momentos.

6. Más livianos si estás haciendo los primeros palotes en política. No sabés mucho de historia pero si que los romanos eran unos majaretas malos. Entonces tu tío soltero te tira Fundación, otro de Asimov. El imperio romano antes que a George Lucas se le ocurra reinventar la SCI FI. Esta también es una saga, de seis libros centrales y otros veinte conexos (entre ellos El Fin de la Eternidad). Y en el segundo de los libros te vas a encontrar con Néstor, digo con Menem, digo con El Mulo (cuando lo leas vas a entender de que hablo).

7. El planeta de los simios. Sólo apto para militantes radicales... (chiste facil....). Impresionante, nada que ver con las películas. El giro del final es superior incluso al encuentro con la Estatua de la Libertad destruída en el film.

8. Sueñan los Androides con ovejas eléctricas. Para entender por qué, a veces, no hay que rendir culto "al corte del director" (en este caso Ridley Scott). Un cuento lisergico del gran Philiph K. Dick.

9. El hombre en el Castillo, tambien de Philiph. Una ucronía donde japoneses y nazis ganaron la guerra y se repartieron los Estados Unidos. Solo un pequeño espacio de libertad en medio de dos gobiernos totalitarios.

10. Jurassik Park. Si, si, el de la peli. Del Genial (con mayúsculas) Crichton. El libro es una discusión sobre la moralidad de la ciencia donde los dinosaurios pasan a tercer o cuarto plano (ojo, la peli también es genial).

Dale, hacete un tiempito, dejá de repartir planes por un instante. Sentate a leer (total de laburar ni hablar) y después charlamos. Pero tené cuidado, no leas mucho, a ver si el relato se te cae a pedazos y empezas a dudar de las verdades absolutas....

UNA YAPA POST SCRIPT: El amigo Guillermo señala dos títulos, no los leí, pero acepto su buen gusto literario: 1984 y Rebelión en la Granja.

miércoles, 24 de julio de 2013

Mundo Loco

Mundo loco es una sección del suplemento Turismo del diario Clarín. Allí, cada domingo, algún famoso cuenta una "divertida" anecdota de viaje. Siempre quise figurar en esa sección, pero no se si porque no soy famoso o porque no cuento anecdotas divertidas, nunca me convocaron (aunque los memoriosos pueden recordar que una vez salí en la página central del Gran diario Argentino como "canillita y diplomatico").

Hace un par de semanas que la marca Halls promociona un nuevo concurso para viajar 10 días a Europa. En el spot, dos pibes se enganchan con dos rubias en una estación de tren y, colgados ven como su tren parte del andén, con todas sus cosas dentro. Por más que corran, nunca lo alcanzan.

Bueno, eso me pasó a mi. Lo de correr al tren, lo de las chicas no. Viajábamos a Bariloche con Guille Gutiérrez, a quien se le había ocurrido hacer la experiencia semi mochilera: ir en tren pero parar en Hotel..., tres estrellas con tele en la habitación y desayuno americano..., en 1988. En el trayecto BUE-Bariloche, que duraba 36 horas, el quetrenquetren paraba en varias estaciones. Entre ellas un parador en Ing. Yacobachi, donde empalmaba la trochita que se bifurcaba a Esquel. Ese si era el trayecto que hacían los mochileros de verdad. No tuvimos mejor idea que ir a ver como era "la trochita", total el tren estaría mosomenos una hora en la estación. Pero no, salió a horario y nosotros abajo...., sin bolsos ni helicopteros para alcanzarlo. Acá es donde ese momento deja de ser divertido. El parador estaba en el medio de la nada.

¿Que hacer? Como avisarle al conductor que pare y nos espere? Claro, como no se me ocurrió, llamar por celular a alguien..., a no, no existen los celulares. Empezamos a buscar un ¡Taxi! que corra al tren..., es un parador en el medio de la nada..., no hay taxis y los remises todavía no se inventaron (Menem lo haría un par de años despues cuando cierre los ramales de trenes y todos esos felices ex-empleados públicos se dediquen al nuevo rubro). Un tipo se ofrece a perseguir en su Falcon o Torino o coche parecido, ya que conoce al motorman.... Nosotros compramos, que otras opciones teníamos. Esto que cuento es verdad, vieron el auto de los Dukes de Hazzard a campo traviesa? Bueno, así fuimos nosotros, pasamos por dos pueblos o pequeños caseríos en el medio del desierto patagónico. Casi 100 kms. Hasta que nos ponemos en paralelo al tren y empiezan los bosinazos. Y si, el tipo conocia la motorman, que terminó frenando el tren para que los dos nabos (nosotros) subiéramos. Nunca supimos como se llamaba el tipo del coche. Solo le pagamos la nafta. Pero nos llevó al tren, por nada, por solidario. Porque dos pibes necesitaban esa gauchada.

martes, 23 de julio de 2013

"¿No será mucho, Almirante?", "Faltará más, Brigadier"...

Hace unos meses acompañe a mi mujer a la Biblioteca Nacional a relevar diarios de los años de la Dictadura para un proyecto de investigación que está desarrollando. El procedimiento es complejo, ya que podés pedir un diario y un mes por vez, con lo cual se hace tedioso y largo. Para acelerar, al ir dos, pedíamos dos diarios a la vez. Ella, mucho más entenada, podía buscar la información que necesitaba en poco tiempo. Yo, fanático del chusmerío histórico, me detenía más de media hora con cada diario.

Dos cosas me llamaron poderosamente la atención. La primera, la falta de digitalización de los medios de nuestro país y la falta de meses completos, con lo que la investigación seria e histórica está bastante fregada hacia el futuro.

La segunda es la que me interesa destacar. Soy de los que creen que durante la Dictadura la política no estuvo abolida (esta afirmación no niega el genocidio ni el desmadre económico), sino que esta pasaba por otros carriles. Basicamente, la política se hacia dentro de la corporación militar. Y esto reflejado sin condicionantes por los medios de comuncación. Es decir, donde hoy se habla de la interna del PJ o de la UCR, en esos años se hablaba de las reuniones del generalato o de las declaraciones del almirante x o del brigadier z. Hasta acá nada nuevo si bien no recordaba esos diarios, los que siempre ojeaba aburrido cuando iba a trabajar a la parada de mi viejo. Una visión actual y rápida de los mismos me hizo refrescar la memoria.

La cuestión viene a cuento porque en los últimos días, el gobierno nos hizo un nuevo favor para refrescar la memoria histórica. Uno más que debemos agradecerle (permitaseme la ironía). Volvimos a poner en los titulares de los medios las internas políticas de las FFAA. Volvimos a reconocer los nombres de los generales o de los almirantes o de los brigadieres. A informarnos sobre los ascensos. A conocer que hay distintos grados en el escalafón y distintas ramas (Ingeniería, caballería, Inteligencia, etc.).

En los últimos años habíamos logrado (tal vez fue una política de estado que sin quererlo todos los gobiernos del 83 hasta ahora llevaron adelante) que no nos interesaran esos temas. Y eso estaba bueno.


lunes, 22 de julio de 2013

Vamos a la Ferifiesta



Me plagio a mi mismo, como Hitchcock, como Raymond Chandler. Está permitido.

También podría llamarse: "Me cago en el Che". Y está especialmente dedicado a los muchos comunistas amigos y de mi familia que durante la dictadura me querían convencer que Videla era bueno porque se peleaba con Pinochet que era malo y habíamatadoaVictorJaracortandolelasmanosprimero.

Corría el año 1984 y la democracia empezaba a consolidarse en estas costas del Atlántico. Las opciones de salir a la noche para un adolescente que promediaba la escuela secundaria eran muchas. Incluso teníamos programado un cumpleaños de quince, de esos en los que muchos entrábamos de colado. Pero a Pablo se le ocurrió que íbamos a pasarla mejor en la Ferifiesta, un festival que organizaba el Partido Comunista Argentino en el Parque Sarmiento.
Más que un festival, era una Kermese, con todo lo que ello implicaba. En un stand se podía practicar tiro al blanco contra la figura del diablo (Chávez dixit) de ese momento: Ronald Reagan, o se podían comprar empanadas para colaborar con la Brigada del Café que recogía la cosecha en la recientemente "liberada" Nicaragua, o escuchar a Leon Gieco en el escenario mayor, cuando todavía "Sólo le pido a Dios" no aburría, ni el monotributismo tardío tenía distintas tarifas para cobrar del estado.
Eran tiempos de primavera democrática, aun ni se había lanzado el Plan Austral, el PC venía de apoyar a Luder y a Herminio Iglesias en las elecciones que el PJ había perdido por primera vez en su hasta entonces corta pero tormentosa historia. Ese año, en uno de los pocos aciertos políticos de su larga historia, apoyarían a Alfonsín en el plebiscito por el Beagle.
El PC empezaba a descubrir al Che Guevara, como icono del marketing popular argentino (Es muy interesante para comprende mejor esta afirmación el libro de Sigal: "El día que maté a mi padre"). Patricio Etchegaray era por entonces un joven de treinta años al que como no lo aceptaban en el partido, modificaba el reglamento interno de la Fede para continuar al frente de esta hasta los 35 años. Todo muy democráticamente decidido en una "multitudinaria" asamblea en el gimnasio de Basquet del Parque Sarmiento.

Pablo era miembro de esa juventud, si bien no se había afiliado aún por ser menor, lo haría secretamente al poco tiempo el día de la marcha de la Conadep. Secretamente a espaldas de su mamá, ya que todo el resto de la familia era comunista. Era divertidos verlos como la familia Telerin, aceptando durante la dictadura muchas de las medidas que esta tomaba, pero criticando hasta el hartazgo cualquiera de las primeras medidas del gobierno de Alfonsín (porque así lo ordenaba el partido). Pocos años antes, fueron de los primeros en transitar las recientemente inauguradas autopistas de Cacciatore. Felices en el Taunus. Haciendo simpáticas bromas sobre Videla un día que las cloacas de la quinta presidencial de Olivos estaban tapadas. Así eran las felices familias comunistas, que ahora tenían toda la democracia para ellos para festejarle y disfrutarla. Aunque hoy las recuerde melancolicamente, no puedo dejar de asociar ese viejo juego del tiro al blanco con el más moderno "Escupí tu bronca" que simpáticos infantes pudieron disfrutar en las marchas del 24, gracias al aporte creativo de la organización "La poderosa". Un nuevo homenaje a la moto que llevó a ese médico mediocre a recorrer latinoamerica y cambiar la historia de varios países del contienente, con un jamás justificado río de sangre y muerte.

Tres elecciones



1987: La mesa de la Franja entrando a la izquierda, al lado de la misma puerta de vidrio que ahora. El ambiente es casi igual, adolescentes de 18 recién salidos de la escuela secundaria y algún que otro remanente de años anteriores. Holmbar cruzando la calle (aunque las zapatillas de jamón y queso ya no son lo que eran y el ambiente ya no es el que cobijo el debut de Los Vergara). Sección 16 pero los secundarios habían tenido que acordar una conducción conjunta: uno de la 16 y otro de la 7 (la sectima, para algunos, remarcando la c). Primer paro docente fuerte y yo, que había metido algunas materias por UBA XXI el año anterior, no encontraba mucho que hacer, perder el tiempo en Holmbar resultaba tedioso, sobre todo porque leer el menú con las frases de Los Vergara ya ni era gracioso. Ya en el primer cuatrimestre, sin grandes estridencias, había aprobado Ciencia Política (de docentes, Mariano Aguas y la Negra Boschi) y Sociología. A la mañana a trabajar a la parada, a la tarde a cursar (si había clases) y volver a Parque Chas. La verdad que lo último era lo que menos me seducía. Me acerque entonces a la mesa y pregunté por un documento (Si, en esa época los militantes leían y discutían documentos. Hasta los del UPAU). A la semana siguiente me lo traen. Me daba curiosidad eso de “La contradicción fundamental”, creo que hoy me haría gracia leer sus afirmaciones. Para ubicar en tiempo y espacio, todos éramos medio psicoboleches y alguno, incluso, había curtido un par de FeriFiestas en el Parque Sarmiento (si, estuve presente el día que la Fede elevó la edad de juventud hasta los 35 porque lo habían cagado en el partido a Echegaray).
A la semana, por la huelga, estaba militando (en una de las materias que cursaba -tenía tan extraño nombre que no recuerdo-, la mitad de la cátedra hacía paro y la otra no, unos eran geógrafos y los otros historiadores, nunca entendí muy bien de que iba y la terminé colgando). Los jueves reunión de frente, el resto de la semana en la mesa para encarar las elecciones. El primer bofetaso la elección de diputados, la de “Mejor Jesús”, una paliza en todo el país. Pero la línea que se bajó fue: “no importa, la capital la ganamos y nos fuimos igual a festejar a Quorum”. Se venían las elecciones de centro y la cosa venía complicada. Había aparecido con fuerza UPAU (presentaban lista hasta en la facultad de Filosofía) y se podía perder la FUBA. No se perdió, pero fue el año que se perdió Derecho y Arquitectura. La elección de Ciencia Política no era de las más fuertes pero si de las que nos interesaban a algunos de la agrupación, tres aspirantes a la carrera. Los grandes nos ceden un lugar en la lista, un puesto a “entrar”, el tercer vocal. Raro, porque las internas entre las distintas líneas de la escuelita eran feroces. Pero Drago aportaba casi 20 votos y eso podía definir la elección, casi el 10% del total de votos que se proyectaba sacaría la Franja. Peinamos curso por curso de la sede. De ahí salían esos veinte votos. Fontes que me ofrece ser su “suplente” en esa lista, pero cuando llegan los padrones yo no estaba incluido, por ende quedé afuera. Me reemplazó Baños. Gran frustración, pero había que militarla igual. Primero los llevamos a una charla “para ingresantes” a la que venían profesores importantes de la carrera y unos cuantos barbudos representantes del Centro. A la semana la elección. Uno por uno hacer que voten. Semana larga y posterior llegada a la sede de la carrera (para mi era la primera vez que pisaba Ayacucho). Antes de empezar el escrutinio, uno le pasa a otro un sobre cerrado: “abrilo después que terminen de escrutar”. En una esquina una mesa de póker. Cuatro estudiantes de las distintas agrupaciones que competían en la mesa, una partida interminable hasta la madrugada. Largas horas de escrutinio para sólo 5 urnas, se hacía “doble sobre”. Mientras llega el rumor que se pudrió en ingeniería y habían pisado a uno. El clima se enrarecía. Empiezan a salir los resultados y se iba confirmando una tendencia, la Franja ganaba de nuevo. Al final alguien abre el sobre y, como esos trucos de magia que anticipan un resultado, las cifras que acusa son las que dan el resultado final. Un buen punteo, sólo posible en esa carrera.

1989: Edificio de Marcelo T. El año empezó con todo. Elección Nacional, Menem Presidente. Ese mismo mayo, Primer (y a la larga, único) Congreso de Estudiantes de Ciencia Política. En San Juan. Un par de vagones de tren cedidos para que viajen los estudiantes de las carreras de la capital. Vagones de turista, claro. Viaje en tren: 20 horas a San Juan. En San Juan alojamiento en unas barracas de 20 camas cada una. El baño dependiendo de un termotanque de los chicos, para casi 200 porteños malcriados. Vino malo y mucho. La fiesta final custodiados por la policía desde los altos de un gimnasio de basquet. Al regreso la sorpresa, el que nos había conseguido los trenes se convertía en ministro de economía. Los días se sucedían sin mucho sentido. Una noche escuchamos la renuncia antes de entrar a una pizzería. A las semanas lo miramos por TV con Mema y Pepo en la casa de Pablo, mientras esperábamos que volviera de Chascomús. Las vacaciones en Olavarría. Como diez días que los padres de Andrés nos ceden la casa. Mientras “los grandes” cerrar la lista y elaborar mil posibles alianzas para no perder o tener una derrota decorosa en esa facultad creada para que gane la izquierda o el peronismo. Los grandes son Guillermo, Luciano, el Corto, que se reúnen secretamente para rosquear. En paralelo, negociaciones en los cinco centros para elucubrar la ingeniería electoral. En esa nos va mal, manejamos solo un centro (el de CP) y medio (el de RRTT por la alianza peronista-radical de la Azul y Blanca). Elección tradicional, con boleta larga, nada de representante por carrera (en esa podíamos meter tres y equilibrar la comisión directiva). Arrancamos con un documento sobre concursos que armó flor de quilombo. Nos putearon todos, más los amigos. Los fines de semana a pegar carteles. En septiembre festejar la semana de la primavera. Repartir Cinco y claveles, elección de la reina de la facultad (competencia cabeza a cabeza entre una politóloga y una futura famosa de comunicación, ganó la de CP, por cierto muy fea). Varias sesiones continuadas de 9 semasn y 1/2 en la puerta de la facultad. Hasta los no docentes se prendían. Alianzas cambiantes del lado de enfrente para ver quien nos gana. En realidad, el objetivo es que no metamos ni la minoría. El “Pampi” por un lado, pone toda la carne al asador, hasta inventa una radio. El FUNAP junta menemistas confesos y conversos con los resabios de la JUI. La lista que cierra con heridos. Una reunión en Plaza Hussey sábado a la tarde para putear. Igual el lunes a primera hora levantarse y pasar la semana (si, pasar) en la facultad. Cuidando urnas a la noche o durmiendo en un departamento abandonado o en el hotel enfrente. La cosa es llegar a las 9 a abrir las mesas. El viernes que no llegaba más. Repartir las mesas para fiscalizar y escrutar. El Ruso que sugiere-ordena: “Estas son las planillas, pueden ir jugando al truco para marcar los votos”. Me toca Consejo Directivo. Avalancha de votos. No docente de apellido con alcurnia de sociales que dice “¿vas asumiendo que ganan?”, más deseo que pregunta. El primer festejo en los pasillos, de ahí al local de Delich, a la vuelta donde están todos refugiados. Una de las chicas que llora “nunca había ganado una elección”. A festejar (a medias) a Di Pappo y ahora a gozar el llanto (triste) de ex dirigente monto en otra mesa (hay que entenderlo, la mezcla de menemistas confesos y conversos no consiguió la minoría). Ahora a aguantar el escrutinio de centro. Interminable. Hasta el sábado a las 5 de la tarde. Meterse de nuevo en la facultad. Poder bajar gracias a que el Casca negocia con el PC una salida acordada “de a dos”. 64 votos marcan la diferencia.

1997: Diez años después de la primera. Ya no soy estudiante. Pero igual hay que hacer el camino obligado después de la oficina. Ni se que candidatos llevábamos. El pasillo donde vota RRTT. Toda la semana entre las 18 y las 22. Sorpresa. La Franja gana recupera el centro. Y a nosotros nos toca de nuevo “Apuntes”. En ese lugar habían puesto a cualquiera, no confiábamos en ganar. La escena se traslada a Mar del Plata. Congreso de la SAAP. Larga mesa que suma todas las generaciones de los que pasamos por la Franja de CP. El pibe se cree gerente de apuntes, por menos de $ 2000 “no puede hacerse cargo”, tiene que dejar su trabajo… lo miro desde la punta y le comento que en su momento nos hicimos cargo sin ningún tipo de problema, sin “sueldo” a cambio. Con candidez me responde “seguro a vos te mancaban tus viejos y no tenías que laburar…”. Alguien me agarra el brazo cuando me paro, puedo ser que cometa un homicidio por “emoción violenta”. Telón.

jueves, 11 de julio de 2013

Un recorrido por la historia argentina en seis (o siete) libros



(Sobre este tema giró la segunda columna que hice para Radio UBA en 2011)

Hace tiempo tengo ganas de preparar un curso de historia argentina dirigido a No estudiantes de Ciencias Sociales. Divertido, tipo stand up. No se a quien lo podrá interesar, ni si conseguiría el lugar para darlo. También se me ocurre un manual práctico For Dummies (al estilo yanqui). Pero tampoco se si alguna editorial me lo contrataría. Yo como editor si lo contrataría, poro todavía no me animé a hacer mi propio sello, tal vez en uno o dos años lo haga. Aun no.

Esto me llevó a recordar como fue mi formación sistemática básica en Historia Argentina en la carrera de Ciencia Política de la UBA. Aquí vamos con otro viaje al pasado.

Había que acostumbrarse a hablar de artículos o capítulos de libros y no de apuntes, esa fue la primera frase que nos dijeron en el teórico de Historia Argentina una noche de abril de 1988 en un aula del primer piso de un viejo edificio de Ayacucho al 600 donde funcionaba la carrera de Ciencia Política de la UBA. Pero además de los “artículos de revistas y los capítulos de libros” íbamos  también a leer libros. Entonces nos a enfrentamos a seis títulos que nos permitirían recorrer la historia argentina del siglo xx, arrancando un poquito antes con:

La formación del Estado Argentino (Oscar Oszlack, Emecé). Desde el fin de las luchas internas y las guerras civiles hasta sentar las bases de un insipiente estado nación. El recorrido que propone el autor por los procesos y los actores (y no por los hechos y protagonistas) nos metía de lleno en la comprensión de la historia desde otro lugar. Leímos la versión original, publicada por Editorial de Belgrano, años después me tocaría reeditarla en Emecé. Claro que en prácticos, además teníamos que leer un trabajo posterior que había publicado Desarrollo Económico.

De ahí saltamos directo a: El Orden Conservador, (Natalio Botana, Sudamericana). Fue la primer lectura de un libro de Ciencia Política. Es la obra más importante sobre la generación de la década del 80. No solo por la descripción sobre el comportamiento de las clases dirigentes en nuestro país a partir de la unificación nacional y la generación que gobernó el mismo desde 1880 hasta 1916, sino porque desde la Ciencia Política podemos encontrarnos con una demostración de cómo funcionaban los partidos  de notables a fines del siglo XIX y principios del XX. En otro artículo, sobre la sanción de la Ley Saenz Peña, Botana señalaría que uno de lo problemas fundamentales de nuestro país para conformar un sistema democrático sustentable fue la ausencia de un partido conservador de masas, como se dio en otros países. El ya impuesto y atrofiado orden conservador no acompaño el proceso de democratización ya que fue más fuerte la tentación de continuar con las malas artes que la Ley Saenz Peña en este sentido.

Todavía no había pasado el primer parcial y a leer sin sin solución de continuidad al mejor libro sobe El Radicalismo Argentino (David Rock, Amorrortu). Cuenta la leyenda (no verificada) que David Rock tenía una beca ganada y solo quedaban temas tangenciales para investigar, entre ellos el funcionamiento de los partidos políticos argentinos. De ahí que eligiera la historia del partido radical entre 1890 y 1930. Con claras simpatías por las políticas de Alvear y una fuerte critica al yrigoyenismo, sobre todo a los métodos clientelísticos y populistas que este empieza a generar desde el gobierno. En enero de 2010 el autor confesaría a Revista Ñ, “En Gran Bretaña me invitaron a escribir un pequeño artículo sobre la historia de la comunidad británica en la Argentina, que iba a formar parte de una colección de trabajos sobre comunidades británicas en distintas partes del mundo. La mayoría de los historiadores convocados para ese proyecto se dedicó al viejo imperio británico, a estudiar las comunidades de Sudáfrica, Canadá o la India, pero yo no, me dediqué a la Argentina, que obviamente nunca fue parte del imperio. En Argentina hay un grupo bastante grande de británicos, hace algunas décadas eran cerca de 60 mil”.

Amenizamos la cursada con un par de textos optativos sobre La Reforma Universitaria, los compilados por Sanguinetti para el CEAL. Y nos preparábamos para En torno a los orígenes del peronismo (Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, Siglo XXI). Un tratado sociológico con dos estudios de los sociologos Miguel Murmis y Juan carlos Portantiero para complementar la teoría de Gino Germani sobre el peronismo. Si para Germani el peronismo era una anomalía, en cambio estos autores le dan un sentido racional a este fenómeno: “A partir de la alianza de clases dada entre los grandes terratenientes y la burgusía industrial se produce un proceso de industrialización que dió como resultado la aparición de un nuevo actor social: los asalariados. Para Germani, este actor, producto de un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, serán los obreros nuevos, que a diferencia de los obreros viejos de formación marxista (provenientes de Europa), se dejarán tentar por la figura de un liderazgo carismático. Murmis y Portantiero, en cambio van a demostrar que ambos grupos de obreros se dejaran tentar por la figura de Perón”.

Por suerte, ya corrían los textos para el segundo parcial. Hoy se podría incluir en este recorrido El inventor del Peronismo (Silvia Mercado, Planeta), pero todavía no se había publicado y tampoco es un libro académico. Entonces nos enfrascamos en la lectura de: El peronismo (Peter Wadllman, Hispamérica). Walldman, un sociólogo alemán nos presenta cuatro fases claramente diferenciadas en el primer peronismo. La primera, claramente reivindicativa de los derechos sociales, entre 1943 y 1946. La segunda, la consolidación de un régimen y un sistema de dominación política (la que mejor refleja el libro citado previamente de Silvia Mercado). La tercera, combinando una estructura represiva y otra más liberal, sobre todo en cuestiones económicas. Y la cuarta, más represiva aún.

Para cerrar, nos tocó la primera edición de Autoritarismo y Democracia (Marcelo Cavarozzi, CEAL). Y por suerte fue la primera, la que llega hasta 1983. Ya que después el libro tuvo dos ediciones más, en Planeta, una que incorporaba el alfonsinismo y el menemismo y otra, de 2005, que modifica nuevamente el último capítulo.

Seis libros completos, para una sola materia, más varios artículos. Así arrancamos la carrera. Hoy con este nivel de lectura podemos hacer un seminario de un par de años.

martes, 9 de julio de 2013

Vamos al cine

De los creadores de "Nos subimos a un cohete, llegamos a la estratósfera y bajamos en Japón en una hora", los productores de "El que depositó dolares recibirá dolares", y la actuación especial del actor de "La Escuela Shopping", llega: "En el Riachuelo ya nadan peces".
Y si, nos merecemos esto y mucho más.

miércoles, 3 de julio de 2013

El Colegio

Corría el año 1976. Parecía que por fin mi mamá iba a llegar a término con su embarazo (antes había perdido tres) y tendría un hermano/a (entonces no se conocían o eran muy caras las ecografías). Era una buena noticia, pero había que reestructurar la vida cotidiana. En sintesis, no trabajaría más en la parada de diarios con mi papá y yo dejaría la escuela municipal a la que había concurrido en jardín y hasta segundo grado, la French y Berutti del barrio de Retiro (por entonces un centenario edificio que al año siguiente se iba a demoler para construir uno nuevo, hoy es el primero que ostenta terraza ecológica en la Ciudad de Buenos Aires). En ese colegio tenía que despedirme de mis compañeros, muchos de ellos vivían en alguna villa del barrio y otros eran hijos de diplomáticos que trabajaban en Cancillería o de empresarios que vivían en el Sheraton (para los más jóvenes, vale aclarar que lo de la inclusión educativa lo empezó Sarmiento en la segunda mitad del siglo XIX).
El cambio implicaba buscar una escuela por el barrio. Claro que el barrio no estaba situado en la Capital, sino en el Conurbano, más precisamente en el Partido de Gral. San Martín, "del otro lado de la ruta 8, a tres cuadras de la papelera donde trabaja el Ancho Peucelle". Los planes educativos eran distintos, muy distintos. Para poner un ejemplo, el Manual del Alumno Kapeluz para Capital tenía más de mil páginas, el mismo, pero Bonaerense, poco menos de 600. Sólo un cologio por distrito en la provincia dependía de Nación. El "Normal". En el caso de San Martín ostentaba el largo nombre de Escuela Normal Superior Mixto Estados Unidos de América de San Martín. Pero había un inconveniente, las vacantes. Me preparé todo el verano del 77 en la quinta de Derqui. El día del examen tenía que rendir Lengua y Matemática. Estaba muy nervioso, toda vez que para cinco vacantes se presentaban seis chicos. Uno quedaba afuera. No había posibilidad de error. No había otro colegio al que ir. Un privado era impensado (el plan de estudios era igual para todos los colegios de provincia y, además de que nos era imposible pagarlo, mis padres querían que estudiara en una escuela pública, la misma que ellos no habían podido terminar).
Rendí. Rendí bien. Incluso me hice amigo de uno de los chicos, un tal Fabián García que vivía frente al liceo militar. Ah, uno de los chicos que rindió, el sexto, quedó afuera. Nadie se rasgó las vestiduras por el trauma que se le pudiese haber generado. A la larga, no creo que se haya convertido en un asesino serial ni mucho menos.
Y así empecé mi derrotero por el "Normal", el Colegio (permítanme los lectores que fueron al Nacional Buenos Aires robarles la adjetivación). Tercero y cuarto grado fueron sin sobresaltos. Incluso en cuarto, 1978, nos tocó festejar el mundial. El problema vino en quinto. A fines de febrero, veraneando en Brasil, se enfermó mi tía preferida, la que me compraba libros y me iba a enseñar inglés, la única que había terminado el colegio, la que estudiaba árabe y se codeaba con Elsa Serrano, la que había creado una Boutique para la alta sociedad en La Lucila, la que me compraba la torta de mousse en "La Europea", a la vuelta de la estación. En siete días, la leucemia se la llevó. La habían internado en el Lanary (un hospital de la UBA, donde trabajaba mi tío en el área de prensa). Ella nunca se enteró que se moría, por entonces no se contaban esas cosas. Hacía tan solo ocho meses había muerto mi abuelo y no podíamos dejar sola a mi abuela, así que mi mamá decidió que todos nos mudábamos a la casa de Campillo... en Villa Urquiza.
¿Qué hacer con la escuela? Volver a cambiarme era una opción. Pero resulta que la única escuela estatal cerca de la casa de mi abuela, era "mala", iban los repetidores... Aclarando la cosa, la escuela de capital no era tan buena como la que yo iba en la provincia. La decisión fue sencilla, iba a seguir en la EE.UU., viajando todos los mediodías hasta San Martín y volviendo todas las tardes noches. Si, con once años de edad. Si, sólo. Pero agregando dos días por semana de inglés en la Cultural Inglesa... de San Martín. Delantal blanco, valija en mano, todos los días de ida por Andonaegui, pasar por la puerta de la escuela a la que iban mis amigos del barrio, verlos salir, y yo seguir hasta Av. de Los Incas para tomar el 87. Media hora de viaje. Bajar pasando la plaza y arrancar la jornada. Quinto, sexto y séptimo. En séptimo casi me llevo una materia, música...
El momento tan importante de la graduación había llegado. Empezaba a despedirme de la primaria y correspondía elegir escuela. De nuevo la encrucijada. Los colegios públicos de Urquiza eran malos. De Belgrano también. En Parque Chas (donde estábamos por mudarnos) no había. Por otra parte, si seguía en el Normal, además de estar muchos de mis ex-compañeros de primaria no tenía que dar examen de ingreso. Para los que querían ingresar a la secundaria del EE.UU. y venían de afuera habría unas 400 vacantes, parecen muchas, pero se presentaban más de 1000 pibes a rendir. De toda la zona oeste de la Provincia y de muchos barrios de la capital. La decisión fue fácil, y además correcta. Iba a volver a viajar todos los días a San Martín, ahora a la mañana. Pero ahora no lo haría sólo. A dos cuadras de casa subía en el bondi Francisco y su hermana, un par de paradas después, Alejandro, mas adelante (peleando con las minas de una escuela de monjas que se le colaban) Pablo Bardelli. En Av. San Martín, Sergio Martínez y Erika. Casi en General Paz, cuando el viejo no lo llevaba en el Citroen, Pablo, el hijo del profe de historia, Debora venía en el 170 desde Villa del Parque. Y así de inumerables barrios de la capital. Mis mejores amigos, los que siguieron conmigo hasta ahora, son los que iban a San Martín desde la capital, de otra forma no los hubiese conocido.
Iban/ibamos a un Colegio de puta madre. Inclusivo sin declamarlo. Un Colegio que refugiaba docentes perseguidos por la dictadura. Donde la Directora no tenía problemas de conciencia porque la acusaban de colaboracionista, porque ella sabía muy bien que le estaba salvando la vida a muchos. Donde se enseñaban valores y se formaba a los futuros universitarios. Donde festejamos la invasión de Malvinas y nos quedamos chupando un clavo oxidado con el bofetazo que nos dieron en junio del 82. Donde el profe Segura se adelantó al uso de "las nuevas tecnologías en el aula" y nos pasó grabado el primer programa de Cosmos. Donde la Porota quería que germináramos el poroto. Donde me fue mal en un examen de geografía (intenté ubicar las montañas Rocallosas en un mapa ciego en Europa) y sudé a mares en diciembre para rendirla con la terrible Prokerz. Donde muchos de mis compañeros de primero quedaron en el camino, repitieron con más de dos materias libres (y tampoco, que yo sepa, se convirtieron en asesinos seriales). Donde me pusieron amonestaciones por entrar corriendo a la escuela (cinco). Donde el prof. Cansanello nos enseñó a leer la historia sin necesidad de un manual de cabecera. Donde Bonifacini (de matemáticas) nos mandaba a leer autores revisionistas (los de verdad, no las chantadas de ahora) y nos hablaba de sexo cuando a las chicas las mandaban a ver el documental de Johnson & Johnson. Donde en la hora de Biología usábamos un laboratorio que ocupaba todo un ala del tercer piso, con canillas y mecheros a gas que utilizábamos prudentemente. Donde la mitad de los cursos teníamos latín. Donde la Profe. Suller, para no aburrirnos leyendo "El lazarillo de Tormes" o "El Quijote" lo contaba ella, para además dejar salir su faz actoral (justo ella que nos contaba que una vez en Italia la habían confundido con Sofía Loren). Donde la Profe. de Física (creo que Fariña) llevaba a todos los cuartos años a ver la obra "Galileo" al San Martín, con Walter Santana (para los más chicos, el papá real de la Polaca, de "Solamente vos"). Un Colegio en el que formamos un centro de estudiantes, hicimos sentadas y juntábamos cosas para mandar a una escuela en La Rioja. A donde vino Menem a agradecer cuando era un gobernador peronista alfonsinista y se llevó a la provincia a los chicos de quinto para hacer tarea solidaria. Un colegio donde festejamos el regreso de la Democracia y el Mundial 86. En el que competíamos seguido en Feliz Domingo porque uno de los jurados del programa era profe. de matemáticas. Un Colegio donde la Profe Osorio, en quinto, en Lógica nos preparó para dar Conocimiento Científico del CBC por UBA XXI. Un colegio que no necesitaba decir que "incluía" porque en realidad incluía sin decirlo. El ámbito (primario y secundario) donde conocí a Pablo y Hugo (médicos), Fabián (manager de giras artísticas), Diego (Director de programación de un importante grupo de radios), Andrés (arquitecto y profesor concursado de la UBA), Silvia, Milva y Laura (Psicólogas), Gabriela (diseñadora de moda), Anabella (empresaria turística), Grachu y Valeria (Maestras), Anibal y Sebastián (Bancarios), Silvio (decorador), Roy (Comerciante), Laura (Dra. en Ciencia Política), Pablo (uno de los productores más importantes de la TV actual), Marimé y Francisco (Odontóloga/o), Verónica (Profesora de Francés), Alejandra, con "solo lo que aprendí de inglés con Puyol", enseña español en Minessotta, Laura (maneja la imprenta de la familia), Erika (radióloga en USA), Marcela (Lic. en Filosofía), Claudio, Claudia y Mónica (abogados), Silvia (Diseñadora) y Silvia (Médica), Gloria (Fiscal de San Martín), Pablo (arqueologo por vocación y gran fotógrafo amateur) y a tantos otros tipos de bien. Creo, sin temor a equivocarme, que casi ninguno era hijo de profesionales. Creo, sin temor a equivocarme, que todos veníamos de distintos estamentos sociales y culturales. Y, saben algo, nos integramos sin ningún problema. Y si nos ponían una mala nota o una amonestación, protestábamos, puteábamos y nos la comíamos. Muchos de mis mejores amigos daban todas las materias a fin de año sin chistar, porque se las llevaban todas. Sin chistar, todo diciembre en el cole. Y las rendían, porque había buenos docentes. Seguramente ahora me van a decir que la escuela no integraba porque si repetías te ibas. Y, si, ese era el costo. O que no integraba a las embarazadas. Mentira, el embarazo adolescente (que exustía, aunque no tengo estadísticas para mostrar) se encaraba en la escuela. Patricia compartió cuarto y quinto año con nosotros después de dar a luz a una nena  en tercer y tomarse un año para criarla. Siempre me acuerdo que, como madre soltera, traía a su hija al día de la primavera.

El día que tuvimos el acto de graduación (era diciembre, el mismo día que River ganó la Intercontinental), el Prof. Alfredo Bravo, en su condición de ex alumno y en ese momento Sec. de Educación, nos vino a entregar el diploma.
Volví años despues, en el 94, yo trabajaba para una editorial multinacional y teníamos que promover libros de texto. Ya el Colegio no era el mismo. Volví en el 2001, un sábado a la tarde que no tenía mucho que hacer. Un cartel decía: Hay vacantes. Y empecé a volver, de a poco, en el 2011 cuando nos convocaron por el próximo Centenario del Colegio (en 2015). Una vez por mes, casi todos los meses. Incluso el día que se cumplieron mis 25 años de graduado, llevé a mi familia: Paula (con Felipe en la panza) y Carla. Junto con Carla y otros compañeros fuimos a la bandera a cantar "Aurora". Algunos recorrieron las aulas. Otros, los menos, pasaron factura. Las aulas ya no eran las de entonces, no podíamos creer como entraban 60 alumnos por curso (la cara de Soldán cuando ganamos el viaje a Bariloche y le dijimos que éramos 61 lo refleja todo). Las paredes se venían abajo. Las estufas (que nunca habían funcionado) estaban desguasadas. De las barandas ya vencidas un par de años antes había caído una alumna.
Desde 1994 soy docente universitario en el CBC, en estos casi veinte años vi como fue decayendo el nivel educativo de los chicos que llegan a la Universidad (desde las escuelas públicas y privadas). Y con ello decae también nuestro nivel de exigencia. Somos todos responsables de esta situación.
Hoy, literalmente, me duele el estado de mi Colegio, donde, entre otras cosas, hice mis primeros palates en política. Soy Lic. en Ciencia Política y Editor de Libros. Fui Consejero Superior de la UBA y vice presidente de la FUBA. Marché contra las políticas educativas del menemismo, las que defendían quienes en los útlimos diez años tuvieron la responsabilidad de las actuales políticas educativas. Transité (por cuestiones políticas o laborales) casi todas las aulas universitarias del país. Trabajé en la editorial más importante de habla inglesa (Pearson) y en la más importante de español (Planeta). Todo, todo lo que hice o soy fue gracias a mi Colegio. Lo poco o mucho que logré en términos económicos en estos 45 años no fue por mis padres, clase media baja, pequeños comerciantes independientes, lo único que pudieron hacer fue entregarme al sistema educativo público. Y el sistema educativo público de entonces, no falló. Ahora si está fallando.