lunes, 26 de agosto de 2013

Olvidos perdonables.

De todos los reproches que se le suelen hacer a Alfonsín, hay uno que jamás entendí o compartí. Es el de que no recibió a Cortazar cuando el escritor estuvo por última vez en Buenos Aires. Llegó dos días después de la asunción del nuevo gobierno y volvió a París al mes siguiente, el 12 de enero. Me imagino la vorágine de un inicio de gobierno, con cero contactos para efectuar la transición de las dependencias y oficinas. Calculo que dadas las circunstancias apenás le habrán dicho al presidente entrante: "Esa es su oficina". Caos. Los fncionarios haciendo las últimas correcciones del decreto que juzgaba a las juntas y a los jefes terroristas y algún descolgado del área de cultura que dice: "che, parece que está Cortazar en Buenos Aires", "quien" "Cortazar, el de Rayuela", "Ah, pero la reunión con Borges y los escritores fue la semana pasada". Listo, pasemos a otro tema. Algo así contó alguan vez la secretaria de Alfonsín, que le pasaron el dato y ella se olvidó de transmitir el deseo de una reunión. Se hizo cargo de la gafe. Lo cierto es que en el único reportaje que Cortazar dió por esos días anuncia que volvía en marzo del año siguiente. Pero se muere en febrero (eso no lo anuncia, sinó sería uno de sus propios cuentos). Es decir, si hubiese retornado en marzo y el presidente lo recibía, acá no pasaba nada y el progresismo intelectual que abrevó de la no visita durante treinta años se quedaría sin uno de sus argumentos culposos para defenestrar a Alfonsín.

Vale aclarar, Cortazar formó parte de mis lecturas. No lo hago actualmente y básicamente nunca le entré a Rayuela, pero si a muchos de sus cuentos. No se si ahora lo leería, pero en su momento estuvo bueno. Feliz cumple, entonces.

Aquí además link a un blog que replica el último reportaje: http://eljineteinsomne2.blogspot.com.ar/2009/04/diciembre-de-1983-la-ultima-visita-de.html

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