miércoles, 4 de junio de 2014

Soy un pelotudo

Escribo con bronca. Hoy no me importan las faltas de ortografía que pueda haber (y que seguramente mi amigo Andrés se encargará de marcarme). Laburo desde chico. Probablemente desde los 9 o 10 años, cuando acompañaba a mi papá a la parada del Hospital Ferroviario los fines de semana para cubrirlo mientras el hacía el reparto. Una vez, mucho más chico aún, mis amigos barriales de San Martín me dijeron "vos no tenés papá", claro, no lo conocían y yo casi ni lo veía. El trabajo en un kiosko es muy esclavo. Se iba a las cinco de la madrugada y volvía a las diez de la noche, yo ya dormía. Tal vez por eso nunca tuve una buena relación con él. Tan solo tuvimos algunos diálogos y nos abrazamos un par de veces. No me dejó mucho, solo que para ganarse el pan hay que laburar. Lo hago desde entonces. Me pasé toda la guerra de Malvinas detrás del mostrador del kiosko, mientras mis amigos tenían sus primeras salidas de adolescentes.
Después me tocó la facultad, y seguí en el kiosko. Cuando llegamos a la FUBA, mi viejo se enfermó de prostata. Fueron tres meses donde coordinaba las tareas de la Federación y administraba un kiosko ya en bancarrota. Así seguí hasta el 94, cuando gracias a Guillermo entré a trabajar en el mundo editorial y a dar clases. Varias veces me quedé sin laburo. Pero cuando lo tuve, no falté ni una vez. Ni a dar clases. Lo poquito que tengo, lo hice solo. Y solo una vez trabajé en el Estado. Sufieciente.
Veo tipos que toda su vida trabajaron de Diputados Nacionales. Que saltan de partido en partido para renovar una banca. Tipos que se la dan de honestos, pero que no durarian ni cinco minutos en un kiosko de diarios, bancando el frío en invierno o el calorón ampliado por la chapa en verano (aunque hoy se vean kioskos que tienen aire acondicionado). Vi ñoquis de todo tipo. Vi amigos que no saben hacer otra cosa que saltar de ministerio en ministerio, sin que importe que partido gobierna.
Pero lo de hoy no lo vi nunca. La creación de la Secretaría de Coordinación del Pensamiento Nacional. Esa si que es buena. No conozco a Forster personalmente. No se si da clases regularmente o no. Si vi profesores muy progres con los que cursé dos materias y en un año los vi en un solo teórico. No se si es el caso.
Hoy me levanté a las 5.45, para llegar a dar clases a las 7. Di mi clase de liderazgo, salí corriendo para cubrir a Paula y que ella pueda dar sus clases en la escuela. Para no dejar a Feli solo. Así son nuestros días. Para juntar un mango medianamente digno. Tener nuestra casa, chica, pero nuestra y un coche de más de diez años (si, por primera vez en mi vida tengo un coche, mi papá no manejaba y tampoco creo que le hubiese dado para tener coche).
Mañana el kirchenerismo nos sorprenderá con otra cosa, y así todos los días. No importa, la clase media se pauperisa día a día, y no nos importa. La semana pasada fue la resolución de la AFIP que obliga a tener portero en los edificios de mas de cinco unidades. La próxima será la obligatoriedad de al menos una vez en la vida marchar a la tumba de Néstor. Total, hasta tiene la misma forma que La Meca.
Soy un pelotudo. No tendría que haber dejado de leer a Jaurtche.

1 comentario:

  1. No sos un pelotudo, sos un laburante que tiene algo para decirle a sus hijos, quienes en el futuro se darán cuenta de la diferencia entre la retórica progre y los principios, la libertad y la autonomía personal. O al menos eso espero ;-)

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