sábado, 24 de mayo de 2014

Mundo Loco 3. El cometa



Dicen que pasa cada 76 años. En 1910 muchos creyeron ver en su visita el fin del mundo. Pero en 1986 los planetas se había alineado de tal forma que en Argentina gobernaba la UCR (al igual que en la provincia de Buenos Aires), River salía campeón de todo lo posible y nosotros ganábamos el viaje de egresados en Feliz Domingo cuando todavía había que responder preguntas. Para muchos, era nuestro primer viaje largo (al que se sumaría el que ya habíamos pagado, desagio mediante). Nuestro curso era de 61 chicos (11 pibes, el resto chicas). No entrábamos en un solo micro y algunos tuvieron que resignar ir en otro con otro curso. El primer problema surgió con los padres acompañantes (no vamos a decir acá como se resolvió). La cosa es que una mañana de abril ya estábamos en los micros de Centur que nos pasaron a buscar por la entonces puerta de Ramón Falcón (Hoy Director Vidal). El viaje transcurrió, en principio, sin ningún problema de arranque.
Eso hasta la noche. A mitad de camino, probablemente en La Pampa o entrando a Neuquén, uno de los micros que nos vendieron como nuevos pincho una llanta. Las llantas de los micros son grandes, no es cambiar una rueda común. Además, los amigos choferes (a esta altura ya eran amigos) no tenían la menor idea (o eso nos parecía a nosotros). No había mucho para hacer, salvo esperar que alguien se diera maña para cambiar semejante rueda. Y así pasaba el tiempo.
La seguridad, bien gracias. Todos abajo, en la banquina, boludeando y mirando el cielo. No hacía frío (íbamos a ser los únicos egresados en Bariloche, abril es la fecha que los hoteles hacen mantenimiento). Hasta ese momento, el tema del cometa era habitual en todas las casas. Pero era como los Sea Monkys, existir existían pero nadie los había visto. Con el cometa lo mismo. Uno dijo que en el medio del campo se tenía que ver. Otro, Pablo, había leído que si se identificaba la Cruz del Sur, se marcaba con los dedos pulgar e índice su vertical y se trasladaba dicha distancia tres veces hacia el sur desde el final de dicha constelación, veríamos el cometa. Y en ese momento pasó a ser el líder y el centro de tamaño experimento y observación. Todos creímos verlo y expresábamos “PSSSSiiiiiii, ahí está!!!, no lo ves bolú????. Nunca supimos si sería de veras el Cometa o una estrella que andaba por ahí. Pero a mis hijos, cuando esté por pasar de nuevo en el 2062 (y vengan con sus nietos a visitarme al geriátrico) les voy a contar que gracias al Bardo, en el 86 yo vi al Cometa Halley.

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