jueves, 24 de abril de 2014

Matiné

Hace mucho, cuando todavía no se usaba el concepto para ir a bailar (aunque un par de años después ya sería de uso exclusivo) la matiné era el programa de cine de la tarde. Dos películas en continuado, que podían volver a verse sin pagar una nueva entrada.
Sería por el año 1981, cuando se estrenó alguna de los Súper Agentes. Fue la primera vez solo al cine, con dos compañeros. "Solo" es un decir: mi vieja y la mamá de mis amigos se quedaron en una pizzería cercana al Aconcagua, previo dejarnos en la puerta.
Y así vimos Los Super Agentes y la gran aventura, co-protagonizada por Graciela Alfano, que al final se descubría una doble espía (la memoria puede fallarme, seguro).
Con la democracia las películas de los Super Agentes se discontinuaron. Primero Tiburón dejó de participar y después no tenían mucho que hacer, ni eran creíbles, unos espías argentos al servicio del bien (se empezaba a descubrir los horrores del regimen militar y cualquier servicio secreto era mal visto).
Pagaron, seguro, el costo de haber trabajado durante la dictadura. Como a muchos otros, el macartismo argento también les tocó a ellos. El mejor de esos tres actores pudo reciclarse. Era realmente muy bueno. Pero se pegó un tiro el día que ganó Menem. Se dijo que, como radical, no soportaba un gobierno peronista, también que pudo haber sido una papota que no quiso encarar. Su dedo biónico no lo iba a ayudar.
Acabo de leer que murió Tiburón. Vivía, como muchos actores pobres, en la Casa del Teatro. Solo queda Delfín, para una sociedad culposa que no se atreve a sentir que durante la Dictadura también hubo gente honesta que laburo pese al horror y que, como decía Mojarrita: "Era muy dificil hacer reir a la gente en esa época, y algunos pudimos hacerlo".

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