lunes, 29 de septiembre de 2014

Sobre progresismos...


Dos aclaraciones: La primera, esta entrada responde a una charla que se dio a raíz de un comentario que hice en Face. Los que quieran pueden ir al perfil y leerlo. La segunda, voy a hablar de un libro (Orden y Progresismo, de Martín Rodríguez, publicado por EMECÉ) que no leí, aunque pienso leerlo a raíz de alguno de los comentarios en dicho post.
La hipótesis sería algo así como: El gobierno de Cristina (o de los K) es una continuidad del gobierno de Alfonsín. O recoge más una tradición en ese sentido que en los años setenta.
Vamos a contrastarle (no científicamente, no es lo mío).
1       Es obvio que el autor (a quien no conozco, es la primera vez que escucho de él) va a hacer semejante afirmación. Los gobiernos de los setenta dejaron (todos) mucho que desear. Sería ingenuo si planteara una continuidad con, por ejemplo, el gobierno de Cámpora (no llego a los sesenta días…) o el de Perón (a quien Cristina desprecia y votó, como ella misma afirmó, a través de las listas de Abelardo Ramos) o el de Isabel (al menos Isabel una vez le puso el pecho a las balas para evitar que le disparen a Perón, como afirma Larraqui en la Bio de López Rega).
2-    A diferencia de lo que se afirma, el gobierno de Alfonsín impulsó políticas más cercanas al liberalismo político. No hizo populismo (no planteo si el populismo es bueno o malo, para eso pueden leer las otras entradas al blog). Basta ver los intentos de renegociar la deuda, el Plan Houston o los intentos de privatizar empresas públicas.
3-      No hay una sola Ley que se haya aprobado en el Congreso a libro cerrado durante los días de Alfonsín.
4-      La política de DDHH se impulsó dentro del marco de la Ley, no en base a subsidios e indemnizaciones. Cuando se juzgó, fue siempre en base a innumerables pruebas (ver los considerandos del Juicio a la Junta). Y se llevó el proceso hasta las últimas instancias (Corte Suprema inclusive).
5-      El gobierno de Alfonsín dialogó con todas las fuerzas políticas, sobre todo después de perder las elecciones en 1987.
6-      Presentó una fórmula para competir en elecciones presidenciales sabiendo que seguramente perdería, incluso uno de sus dirigentes más importantes formó parte de dicha fórmula (Cassella).
7-      Al finalizar el gobierno, del cual se debió ir antes, entre otras razones por la presión del candidato y el partido que ganó las elecciones, no buscó deslegitimar el gobierno entrante. Es más, el presidente del bloque radical en diputados (donde la UCR mantenía mayoría hasta dic. de 1989) muñequeaba las sesiones para que el PJ no perdiera las votaciones.
8-      Cuando se implementaron planes de asistencia social (el PAN, por ejemplo) se dejó en manos de las provincias (la mayoría con gobernadores peronistas) dicha implementación. No se buscaba un uso electoralista de dichas políticas.
9-      Respecto a la coalición electoral, es cierto que la clase media urbana votó tanto por Alfonsín como por Cristina. Como también es cierto que hay un fuerte voto emocional. En el 83 la clase media urbana creía que se podía derrotar al peronismo para siempre. En 2011 la clase media urbana voto emocionalmente por una mujer recientemente viuda en un contexto de dispersión de la oposición que no supo unificarse detrás de un candidato). Por otra parte, salvo el de Kirchner en 2003, ¿qué gobierno no ganó con el voto urbano?
       Es cierto que este gobierno no es setentista. Por cierto, es importante destacar que tanto Néstor y Cristina hicieron muy bien en rajarse al sur cuando sonó la primer cebita. Yo hubiese hecho lo mismo. Pero tampoco es ochentista. Reinterpretan una época (los ochenta) que no vivieron con la lectura de otra época (los setenta) que ellos culposamente creen que vivieron del lado equivocado aunque intenten demostrar otra cosa (la de pensar que eran jóvenes maravillosos).
        El libro, insisto aun no lo leí y no habla solo de esto que yo comento (son comentarios, no afirmaciones), se enmarca dentro del ideologismo “menos mal que (en 1983) ganó Alfonsín pero que lastima que perdió el peronismo”, tan propio del progresismo culposo.

PS: ¿Es lícito hablar de algo que no se leyó? No lo sé, pero este es mi blog y hablo de lo que quiero. El progresismo y el peronismo se apropiaron de la década del ochenta habiendo sido actores de reparto y nadie les dice nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario