Hace mucho, cuando todavía no se usaba el concepto para ir a bailar (aunque un par de años después ya sería de uso exclusivo) la matiné era el programa de cine de la tarde. Dos películas en continuado, que podían volver a verse sin pagar una nueva entrada.
Sería por el año 1981, cuando se estrenó alguna de los Súper Agentes. Fue la primera vez solo al cine, con dos compañeros. "Solo" es un decir: mi vieja y la mamá de mis amigos se quedaron en una pizzería cercana al Aconcagua, previo dejarnos en la puerta.
Y así vimos Los Super Agentes y la gran aventura, co-protagonizada por Graciela Alfano, que al final se descubría una doble espía (la memoria puede fallarme, seguro).
Con la democracia las películas de los Super Agentes se discontinuaron. Primero Tiburón dejó de participar y después no tenían mucho que hacer, ni eran creíbles, unos espías argentos al servicio del bien (se empezaba a descubrir los horrores del regimen militar y cualquier servicio secreto era mal visto).
Pagaron, seguro, el costo de haber trabajado durante la dictadura. Como a muchos otros, el macartismo argento también les tocó a ellos. El mejor de esos tres actores pudo reciclarse. Era realmente muy bueno. Pero se pegó un tiro el día que ganó Menem. Se dijo que, como radical, no soportaba un gobierno peronista, también que pudo haber sido una papota que no quiso encarar. Su dedo biónico no lo iba a ayudar.
Acabo de leer que murió Tiburón. Vivía, como muchos actores pobres, en la Casa del Teatro. Solo queda Delfín, para una sociedad culposa que no se atreve a sentir que durante la Dictadura también hubo gente honesta que laburo pese al horror y que, como decía Mojarrita: "Era muy dificil hacer reir a la gente en esa época, y algunos pudimos hacerlo".
jueves, 24 de abril de 2014
viernes, 18 de abril de 2014
Semana Santa
Todos los años teníamos a disposición la casa de Pablo. Una casa moderna, estilo americano de los años sesenta. Los padres se iban a la quinta. Habrá sido por el 85 que empezó el rito. Dos o tres noches seguidas. Cine, mucho cine. ¿Qué esperaban? ¿Que estuviésemos correteando chicas, organizando fiestas, asados memorables? Nuestro máximo pecado era haber comido milanesas al mediodía. Eramos Pablo, Guille y yo. Guille, además dueño de un video club. Pablo, a lo sumo, agarraba el Fiat 600 (cuando funcionaba, el taller siempre priorizaba otros coches) y podíamos terminar comiendo en costanera, pero nada más. Así transcurría Semana Santa a fines de los ochenta. En esos años eramos losers, hoy seríamos protagonistas de una sit com americana.
sábado, 12 de abril de 2014
Good Bye, Indio
Hace unos años escribí esta entrada. Tiene tanta vigencia como hoy. Andate Indio, no servís para nada.
Empecemos por el principio. No me gusta el Indio Solari. No me gustan los Redondos. Jamás entendí sus letras ni me provocaron el más mínimo placer. Lo único que me gusta es el nombre que le puso a sus actuales músicos: "Los fundamentalistas del aire acondicionado". Para mi, que me considero un fundamentalista real, creo que es un justo reconocimiento.
Por qué, entonces, escribir sobre el susodicho, a quien hasta hace un par de días consideraba un ladriprogresista más? Es sencillo. Hoy lo considero el mejor ejemplo de entrepeneur capitalista que se pueda conseguir en la alicaída plaza argenta.
El hombre no negocia con los productores, es su propio productor y levanta (según los medios) unos veinticinco palitos limpios. Eso después de generar innumerables puestos de trabajo en producción, venta de entradas, seguridad, etc. Sin contar con el movimiento económico que derrama sobre las arcas de la ciudad que lo recibe, en este caso, Gualeguaychú. Una ciudad de menos de cien mil habitantes que por un fin de semana recibe unos ciento treinta mil almas de visita, que pernoctaran en los pocos hoteles que encuentren o en carpa. Que consumirán alimentos y bebidas hasta no quedar un solo pancho por vender. Que compraran souvenirs. Es decir, meterán en la ciudad, a trescientos pesos por cabeza por día, unos setenta millones de pesos. Esos le dejaran al municipio limpios por ingresos brutos unos dos millones y medio de pesos (más que la tasa por espectáculos de la cual es eximido el ¿músico? ¿empresario? ¿entrepeneur?). Sin contar que hasta el kioskero de la esquina va a tener que renovar toda su mercadería.
Sigamos. ¿El hombre dona esos veintipico de palos para la revolución? No. ¿Dona la mitad para el hospital zonal, que también seguramente verá colapsada su capacidad de atención? No. ¿Dona de cada recital un porcentaje para la familia Bullacio? No, y al fin y al cabo, por qué habría de hacerlo? ¿Reparte el dinero en cooperativa con sus músicos? No, ese era Pugliese, otro pelado insigne, comunista de los de verdad, medio stalino, pero alguna vez estuvo preso.
El hombre se la queda él. Como corresponde. Que mejor representación social del capitalismo. "Yo la genero, yo me la quedo". Tiene todo su derecho: genera puestos de trabajo, paga lo que corresponde a SADAIC (para que su ex socio artístico no se queje), moviliza la economía de una ciudad del interior que por estos días no dependerá del precio mundial de la soja, etc.
Eso es el capitalismo. El capitalismo más puro. No me vendas una revolución. O si, vendela.
PS: Todos se maravillan con la película Good Bye Lenin, pero creo que nadie la entendió. En definitiva, la madre del protagonista solo quería tomar Coca Cola.
PS2: Al Indio le detectaron Parkinson y llora por todos lados con "Su Enfermedad", la hace suya, como si no hubiese otros que la padecen o padecieron. Indio: a Michael Fox se la detectaron cuando tenía 25 años y dedica su vida a buscar una cura para todos con una dignidad que nunca vos vas a tener.
Empecemos por el principio. No me gusta el Indio Solari. No me gustan los Redondos. Jamás entendí sus letras ni me provocaron el más mínimo placer. Lo único que me gusta es el nombre que le puso a sus actuales músicos: "Los fundamentalistas del aire acondicionado". Para mi, que me considero un fundamentalista real, creo que es un justo reconocimiento.
Por qué, entonces, escribir sobre el susodicho, a quien hasta hace un par de días consideraba un ladriprogresista más? Es sencillo. Hoy lo considero el mejor ejemplo de entrepeneur capitalista que se pueda conseguir en la alicaída plaza argenta.
El hombre no negocia con los productores, es su propio productor y levanta (según los medios) unos veinticinco palitos limpios. Eso después de generar innumerables puestos de trabajo en producción, venta de entradas, seguridad, etc. Sin contar con el movimiento económico que derrama sobre las arcas de la ciudad que lo recibe, en este caso, Gualeguaychú. Una ciudad de menos de cien mil habitantes que por un fin de semana recibe unos ciento treinta mil almas de visita, que pernoctaran en los pocos hoteles que encuentren o en carpa. Que consumirán alimentos y bebidas hasta no quedar un solo pancho por vender. Que compraran souvenirs. Es decir, meterán en la ciudad, a trescientos pesos por cabeza por día, unos setenta millones de pesos. Esos le dejaran al municipio limpios por ingresos brutos unos dos millones y medio de pesos (más que la tasa por espectáculos de la cual es eximido el ¿músico? ¿empresario? ¿entrepeneur?). Sin contar que hasta el kioskero de la esquina va a tener que renovar toda su mercadería.
Sigamos. ¿El hombre dona esos veintipico de palos para la revolución? No. ¿Dona la mitad para el hospital zonal, que también seguramente verá colapsada su capacidad de atención? No. ¿Dona de cada recital un porcentaje para la familia Bullacio? No, y al fin y al cabo, por qué habría de hacerlo? ¿Reparte el dinero en cooperativa con sus músicos? No, ese era Pugliese, otro pelado insigne, comunista de los de verdad, medio stalino, pero alguna vez estuvo preso.
El hombre se la queda él. Como corresponde. Que mejor representación social del capitalismo. "Yo la genero, yo me la quedo". Tiene todo su derecho: genera puestos de trabajo, paga lo que corresponde a SADAIC (para que su ex socio artístico no se queje), moviliza la economía de una ciudad del interior que por estos días no dependerá del precio mundial de la soja, etc.
Eso es el capitalismo. El capitalismo más puro. No me vendas una revolución. O si, vendela.
PS: Todos se maravillan con la película Good Bye Lenin, pero creo que nadie la entendió. En definitiva, la madre del protagonista solo quería tomar Coca Cola.
PS2: Al Indio le detectaron Parkinson y llora por todos lados con "Su Enfermedad", la hace suya, como si no hubiese otros que la padecen o padecieron. Indio: a Michael Fox se la detectaron cuando tenía 25 años y dedica su vida a buscar una cura para todos con una dignidad que nunca vos vas a tener.
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