viernes, 21 de febrero de 2014

A proposito de "La Tortilla" y los dialogos con pajaritos.

Creo que el bando republicano nunca tuvo posibilidades de ganar la Guerra Civil Española. Un conflicto que durante la década del treinta se planteó en terminos de uno de los mayores desastres europeos, preludio de la Segunda Guerra Mundial.

Sobre todo teniendo en cuenta no solo las divisiones existentes entre los distintos partidos políticos (PS, PC, POUM, Anarquistas, Republicanos, etc.) con una agenda propia por cada facción, que iba desde la revolución lisa y llana hasta la más moderada instalación de una república liberal o la instalación, en algunas comunas, de una única, verdadera y fracasada experiencia anarquista.

Del otro lado, un ejercito profesional, entrenado en las colonias africanas y con liderazgos probados y fuertes que, tempranamente y por accidentes o acciones del propio conflicto, se unificó alrededor del futuro dictador Francisco Franco. La inteligencia de este fue justamente apostar aun conflicto prolongado, que le permitió llevar una partida de billar a dos puntas: por un lado, ir eliminando cualquier foco de resistencia republicana, dejando para el final (como en el TEG) la ficha más importante (Madrid) y a la vez, sacarse de encima cualquier foco de competencia en su propio bando, eliminando incluso a los partidarios de la otrora poderosa falange.

Los conflictos intrarepublicanos se moderaron, casualmente, con la intervención exgranjera, la llegada de los "asesores" de la ascendente URSS. A partir de ello, el sector republicano y los más izquierdistas del POUM vieron sellados su suerte (y reprimidos con mas ferocidad, en algunos casos, que la que infligieran las tropas de derecha). Y con ello el conflicto asumió otras dimensiones internacionalistas, ya que también el ascendente nazismo alemán tuvo algo que decir.


No se si son ciertas, probablemente no, las imágenes de la oposición venezolana mostrando el desembarco de soldados cubanos en Venezuela. De serlo, no solo serían una escalada inédita en un país que demostró, durante el siglo XX ser una democracia viable (hasta la irrupción de Chávez, con su intento de golpe de estado en 1992), sino tambiá la asombrosa confirmación de la tal vez más lúcida frase marxista: la de la tragedia y la comedia. Una bananización más a la que nos tienen acostumbrado nuestros líderes políticos de estas dos décadas del tercer milenio.

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