El amor vence al odio, me dicen muchos amigos kirchneristas.
Parece una frase para una tarjeta de Hallmark. Es muy sentida la frase. Hace
que nos conmovamos. Hay algo mucho más fuerte que odiar, algo que lo vence. Que
está por encima de toda violencia. Sería muy lindo si no fuese que hablar de
amor en política resulta poco menos que rebuscado. Sobre todo viniendo de quienes
hicieron suya la teoría de Schmitt de la lucha política y el concepto de
amigo-enemigo.
El amor vence al odio, insisten. Y yo sigo pensando que en
política las buenas intenciones no existen. Y ese concepto de amor en política
me sigue haciendo ruido. Sé que lo escuché o lo leí en otro lado. Sé que otros
labios bastardearon la palabra amor con sentido político. Pero no puedo
recordar quien.
El amor vence al odio. Escucho esta vez de intelectuales
comprometidos políticamente. Que se juegan la vida (y el subsidio) para darla
por amor al modelo. El amor vence al odio, dice otro intelectual, mientras pide
formar parte de un pelotón de fusilamiento.
El amor vence al odio, creo leer en un muro de Facebook, de
alguien comprometido con las luchas de sociales, mientras pide hacer listas de
aquellos que no comparten la idea de patria. Para recordarlo cuando sea
necesario.
El amor vence al ocio. Insisten los intelectuales mientras
firman solicitadas que vuelven sobre la idea de “hacer listas” de quienes están
con los grupos apátridas.
Insisto. Sé que vi una frase similar en algún lado de
alguien que también la asoció a la política.
El amor vence al odio, dice un Senador Nacional, mientras
manda DM por Twitter con la cálida y tranquilizadora frase “cerrá el pico”.
“Son puro amor” leo como epígrafe de una foto en el balcón
de la Rosada, son Cristina y Dilma, con Hebe y Stella. La misma Hebe que se
puso contenta mientras veía como caían personas de las Torres Gemelas. La misma
Stella que aprueba spots televisivos agresivos e imperativos. La misma Cristina
que jamás se dejó ver acompañando una tragedia social en el país que gobierna.
La misma Dilma que reprime sin miramientos a los indignados de Brasil.
Busco en los archivos. Insisto que vi la frase
en algún lado. No es igual, claro. No vaya a ser que alguien pida derechos de
autor. La encuentro, Crónica del 24
de marzo de 1977 “Videla. Comprensión para asegurar amor”.
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