miércoles, 23 de julio de 2014

Patear el Tablero



Vamos indefectiblemente a un nuevo triunfo del peronismo en alguna de sus serpenteantes formas. Sólo en una cuestión de meses nos enteraremos si será Scioli, Massa, Randazzo o algún otro salido de la gran cantera populista argentina. Como una Masía de la política, el peronismo reinventa sus nombres una y otra vez y mantiene el estilo de juego. Crear su propio Némesis para mantener el poder y, por supuesto, ocupar todos los estratos del Estado.
Mientras, como siempre en los últimos veinte años, el radicalismo y cualquier otra opción diferenciadora, hace lo posible y lo imposible para esquivar la pelea por el primer premio. Cuando algún candidato quiere hacer algo distinto (Ricardo Alfonsín en 2011, en su mal entendida alianza con De Narváez) surgen las falsas viudas de Raúl para mantener el supuesto rumbo progresista de un partido, y de un dirigente, que nunca lo fueron.
Solo pateando el tablero la dirigencia política no peronista de este país tiene alguna chance. No siempre se tiene la oportunidad. Así como Higuaín desperdició la mejor oportunidad de gol en el partido de la final entre Alemania y Argentina en el Mundial. Hoy la oportunidad está ahí, latente, como en esa jugada, solo hay que patearla bien.
Las PASO son esa oportunidad. Dan la posibilidad de cortar con la larga década de gobiernos peronistas. Sentar a la mesa a Macri, Sanz, Cobos, Binner, Carrió y algún otro es el punto de partida. De ahí, construir fórmulas cruzadas que compitan en las PASO nacionales, de la provincia de Buenos Aires y de la CABA. Con un par de compromisos previos, quien se juega por la provincia no puede jugar por CABA o por Nación. Dejar, como en el caso santafecino, que los partidos crucen candidaturas que los atraviesen.
Teniendo en cuenta que hablamos de tres grandes potenciales socios (PRO, UCR, Frente Amplio Progresista), un esquema posible sería el de tres fórmulas cruzadas (incluyendo el compromiso de nombrar como jefe de gabinete al representante del partido que queda fuera de la fórmula). Estas podrían ser:
Sanz-Donda, Jefe de Gabinete Macri
Macri-Covos, Jefe de Gabinete Binner
Binner-MIchetti, Jefe de Gabinete Sanz
Obviamente los nombres pueden cambiar, pero respetando el esquema de un representante de cada familia partidaria. Las listas de diputados se pueden resolver de manera similar. Pero lo más importante sería potenciar una lista competitiva en la provincia de Buenos Aires, compitiendo en un esquema similar:
Alfonsín-Jorge Macri
Stolbizer-PRO
Vidal-UCR
En este caso, quien queda fuera de la fórmula será el potencial Ministro de Gobierno de la provincia.
En CABA, esquema similar, donde compitan, por ejemplo, Carrió, Loustau y Rodríguez Larreta (al sacar de esta competencia a Michetti le solucionamos, como al pasar, la interna al PRO).
Pero más allá de las fórmulas, dicho frente para evitar las comparaciones con la Alianza, debe definir previamente algunos compromisos políticos y de políticas a llevar adelante una vez en el poder. Recordemos que la única política de la Alianza era sacar a Menem y mantener la convertibilidad (una cuestión que los más jóvenes tal vez no recuerden, no había un solo político que osara plantear algo distinto, al menos públicamente).
¿Cuáles serían esas políticas? Vamos con algunas:
Reducción sistemática en cuatro años de todo el sistema de subsidios del Estado Nacional. Se reducirá un 25% anual sobre el total que se contemple en el presupuesto del 2016. Es decir, si en 2016 los subsidios son de 10000 millones, en 2017 serán de 7500, en 2018 de 5000, en 2019 de 2500 y para la entrega al siguiente gobierno en 2020 (o fines de 2019) será de 0.
Pase a disponibilidad, con la correspondiente indemnización, de todo empleado del Estado contratado o efectivizado o pasado a planta durante los años 2014 y 2015.
Reducción de ministerios hasta alcanzar el histórico número de ocho, como marcaba la constitución nacional hasta 1994.
Sanción de una ley nacional sobre prácticas políticas. Esta debe evitar los pedidos de licencia en los parlamentos para ocupar cargos en los ejecutivos, evitar más de una reelección, candidaturas a mitad de término (salvo que sea para asumir funciones en el poder cruzado), etc.
Retorno al sistema educativo previo a las modificaciones llevadas adelante por Menem y continuada por los siguientes gobiernos peronistas (desde el vamos, siete años de primaria y cinco de secundaria). Retomar un sistema educativo que contemple colegios Nacionales.
Reformulación del programa FPT. Licitación entre privados de la transmisión de todos los partidos de Fútbol de primera.
Creación de un sistema autártico, al estilo BBC, de radiotelevisión nacional.
Impulso a una ley que implique la creación de tres provincias distintas en la hoy provincia de Buenos Aires.
Reducción del IVA a los alimentos a una alícuota de 10%.
Retornar al sistema de financiamiento internacional a tasas de mercado.
Creación de un sistema de construcción de viviendas en regiones consideradas estratégicas, que impliquen, incluso, la creación de nuevas ciudades.

domingo, 6 de julio de 2014

El amor vence al odio



El amor vence al odio, me dicen muchos amigos kirchneristas. Parece una frase para una tarjeta de Hallmark. Es muy sentida la frase. Hace que nos conmovamos. Hay algo mucho más fuerte que odiar, algo que lo vence. Que está por encima de toda violencia. Sería muy lindo si no fuese que hablar de amor en política resulta poco menos que rebuscado. Sobre todo viniendo de quienes hicieron suya la teoría de Schmitt de la lucha política y el concepto de amigo-enemigo.
El amor vence al odio, insisten. Y yo sigo pensando que en política las buenas intenciones no existen. Y ese concepto de amor en política me sigue haciendo ruido. Sé que lo escuché o lo leí en otro lado. Sé que otros labios bastardearon la palabra amor con sentido político. Pero no puedo recordar quien.
El amor vence al odio. Escucho esta vez de intelectuales comprometidos políticamente. Que se juegan la vida (y el subsidio) para darla por amor al modelo. El amor vence al odio, dice otro intelectual, mientras pide formar parte de un pelotón de fusilamiento.
El amor vence al odio, creo leer en un muro de Facebook, de alguien comprometido con las luchas de sociales, mientras pide hacer listas de aquellos que no comparten la idea de patria. Para recordarlo cuando sea necesario.
El amor vence al ocio. Insisten los intelectuales mientras firman solicitadas que vuelven sobre la idea de “hacer listas” de quienes están con los grupos apátridas.
Insisto. Sé que vi una frase similar en algún lado de alguien que también la asoció a la política.
El amor vence al odio, dice un Senador Nacional, mientras manda DM por Twitter con la cálida y tranquilizadora frase “cerrá el pico”.
“Son puro amor” leo como epígrafe de una foto en el balcón de la Rosada, son Cristina y Dilma, con Hebe y Stella. La misma Hebe que se puso contenta mientras veía como caían personas de las Torres Gemelas. La misma Stella que aprueba spots televisivos agresivos e imperativos. La misma Cristina que jamás se dejó ver acompañando una tragedia social en el país que gobierna. La misma Dilma que reprime sin miramientos a los indignados de Brasil.
Busco en los archivos. Insisto que vi la frase en algún lado. No es igual, claro. No vaya a ser que alguien pida derechos de autor. La encuentro, Crónica del 24 de marzo de 1977 “Videla. Comprensión para asegurar amor”.