Vamos indefectiblemente a un nuevo triunfo del peronismo en
alguna de sus serpenteantes formas. Sólo en una cuestión de meses nos
enteraremos si será Scioli, Massa, Randazzo o algún otro salido de la gran
cantera populista argentina. Como una Masía de la política, el peronismo
reinventa sus nombres una y otra vez y mantiene el estilo de juego. Crear su
propio Némesis para mantener el poder y, por supuesto, ocupar todos los
estratos del Estado.
Mientras, como siempre en los últimos veinte años, el
radicalismo y cualquier otra opción diferenciadora, hace lo posible y lo
imposible para esquivar la pelea por el primer premio. Cuando algún candidato
quiere hacer algo distinto (Ricardo Alfonsín en 2011, en su mal entendida alianza
con De Narváez) surgen las falsas viudas de Raúl para mantener el supuesto rumbo
progresista de un partido, y de un dirigente, que nunca lo fueron.
Solo pateando el tablero la dirigencia política no peronista
de este país tiene alguna chance. No siempre se tiene la oportunidad. Así como
Higuaín desperdició la mejor oportunidad de gol en el partido de la final entre
Alemania y Argentina en el Mundial. Hoy la oportunidad está ahí, latente, como
en esa jugada, solo hay que patearla bien.
Las PASO son esa oportunidad. Dan la posibilidad de cortar
con la larga década de gobiernos peronistas. Sentar a la mesa a Macri, Sanz,
Cobos, Binner, Carrió y algún otro es el punto de partida. De ahí, construir
fórmulas cruzadas que compitan en las PASO nacionales, de la provincia de
Buenos Aires y de la CABA. Con un par de compromisos previos, quien se juega
por la provincia no puede jugar por CABA o por Nación. Dejar, como en el caso
santafecino, que los partidos crucen candidaturas que los atraviesen.
Teniendo en cuenta que hablamos de tres grandes potenciales
socios (PRO, UCR, Frente Amplio Progresista), un esquema posible sería el de
tres fórmulas cruzadas (incluyendo el compromiso de nombrar como jefe de
gabinete al representante del partido que queda fuera de la fórmula). Estas
podrían ser:
Sanz-Donda, Jefe de Gabinete Macri
Macri-Covos, Jefe de Gabinete Binner
Binner-MIchetti, Jefe de Gabinete Sanz
Obviamente los nombres pueden cambiar, pero respetando el
esquema de un representante de cada familia partidaria. Las listas de diputados
se pueden resolver de manera similar. Pero lo más importante sería potenciar
una lista competitiva en la provincia de Buenos Aires, compitiendo en un
esquema similar:
Alfonsín-Jorge Macri
Stolbizer-PRO
Vidal-UCR
En este caso, quien queda fuera de la fórmula será el
potencial Ministro de Gobierno de la provincia.
En CABA, esquema similar, donde compitan, por ejemplo,
Carrió, Loustau y Rodríguez Larreta (al sacar de esta competencia a Michetti le
solucionamos, como al pasar, la interna al PRO).
Pero más allá de las fórmulas, dicho frente para evitar las
comparaciones con la Alianza, debe definir previamente algunos compromisos
políticos y de políticas a llevar adelante una vez en el poder. Recordemos que
la única política de la Alianza era sacar a Menem y mantener la convertibilidad
(una cuestión que los más jóvenes tal vez no recuerden, no había un solo
político que osara plantear algo distinto, al menos públicamente).
¿Cuáles serían esas políticas? Vamos con algunas:
Reducción sistemática en cuatro años de todo el sistema de
subsidios del Estado Nacional. Se reducirá un 25% anual sobre el total que se
contemple en el presupuesto del 2016. Es decir, si en 2016 los subsidios son de
10000 millones, en 2017 serán de 7500, en 2018 de 5000, en 2019 de 2500 y para
la entrega al siguiente gobierno en 2020 (o fines de 2019) será de 0.
Pase a disponibilidad, con la correspondiente indemnización,
de todo empleado del Estado contratado o efectivizado o pasado a planta durante
los años 2014 y 2015.
Reducción de ministerios hasta alcanzar el histórico número
de ocho, como marcaba la constitución nacional hasta 1994.
Sanción de una ley nacional sobre prácticas políticas. Esta
debe evitar los pedidos de licencia en los parlamentos para ocupar cargos en
los ejecutivos, evitar más de una reelección, candidaturas a mitad de término (salvo
que sea para asumir funciones en el poder cruzado), etc.
Retorno al sistema educativo previo a las modificaciones
llevadas adelante por Menem y continuada por los siguientes gobiernos
peronistas (desde el vamos, siete años de primaria y cinco de secundaria).
Retomar un sistema educativo que contemple colegios Nacionales.
Reformulación del programa FPT. Licitación entre privados de
la transmisión de todos los partidos de Fútbol de primera.
Creación de un sistema autártico, al estilo BBC, de
radiotelevisión nacional.
Impulso a una ley que implique la creación de tres
provincias distintas en la hoy provincia de Buenos Aires.
Reducción del IVA a los alimentos a una alícuota de 10%.
Retornar al sistema de financiamiento internacional a tasas
de mercado.
Creación de un sistema de construcción de
viviendas en regiones consideradas estratégicas, que impliquen, incluso, la
creación de nuevas ciudades.